Capítulo 26

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Severus caminaba detrás de Athena, observaba como su cabello se movía conforme ella caminaba, había crecido unos centímetros. Frunció el ceño y miró hacia las gárgolas que se habían abierto, dando paso a las escaleras para la oficina del director. Subió a paso lento detrás de ella. Parando unos centímetros detrás de ella.

Athena tocó ligeramente la puerta del Director y escuchando un ligero adelante, ella entró hacia a la oficina, con el profesor Snape detrás de ella.

−Athena, querida –saludó el director con una sonrisa en el rostro−. ¿Cómo estuvieron tus vacaciones?

−Mmmm, no tan mal como pensé –dijo Athena sonriendo−. Creo que envió a alguien para hacerme algo de compañía.

Severus estaba parado en una esquina, frunció el ceño ligeramente y dirigió su vista hacia el director.

Albus miró a Severus por un momento y luego paso hacia Athena.

−Espero que te haya animado –dijo Albus sonriendo ligeramente−. Fue algo difícil convencer a Remus Lupin.

−No me sorprende, la señorita Black ya se habrá acostumbrado a las pulgas –comentó Snape con una sonrisa socarrona.

−Es mejor que estar entre serpientes –dijo Athena entre dientes.

−Athena –dijo Dumbledore mirándola sobre sus lentes.

−El profesor empezó –dijo Athena suspirando.

−Bueno, haciendo un lado tus vacaciones –dijo Dumbledore con suavidad−. Continuarás con tus clases de defensa e igual las de pociones.

Snape gruñó por lo bajo.

−Otro año divertido con el profesor Snape –dijo Athena con sarcasmo.

−Habiendo castigos mejores, me pones el peor, Albus –dijo Snape con fastidio.

Albus miró a ambos y soltó un ligero suspiro.

−Athena, puedes retirarte –dijo Dumbledore suavemente. Athena suspiró y se despidió de Albus.

−Profesor –dijo Athena al pasar frente a Snape. Este no dijo nada. Ella salió de la oficina cerrando la puerta detrás de ella.

−No basta con que le enseñe pociones, ¿ahora le tendré que enseñar defensa? –dijo Snape acercándose hacia el escritorio del director.

−Severus, muchacho –dijo con calma el director−. No he dicho que le vayas a enseñar defensa.

Snape frunció el ceño.

−El profesor Moody es uno de los mejores aurores –continuó con tranquilidad−. Confío plenamente en que él le enseñará todo para que se convierta en una buena auror.

− ¿Estás seguro? –preguntó Snape con una ceja levantada.

−Al parecer, tú no...−dijo Dumbledore, mientras le miraba sobre sus gafas de media luna.

−Suficiente tengo con Black –dijo Snape rolando los ojos.

−Bien –dijo Dumbledore−. Si algo anda mal, estoy seguro de que se le escaparía en una de tus clases. Según tengo entendido que le gusta hablar bastante, o, ¿me equivoco?

Snape soltó un gruñido y se dio la media vuelta, dispuesto a irse. Dumbledore observó a Severus irse, una chispa de curiosidad le invadió; sabía que no le agradaba el licántropo, pero, parecía que era más molesto ahora que Athena lo había visto en verano.

−Muchacho –dijo Albus soltando un leve suspiro−. Al parecer la vida te ha sorprendido.

Albus tomó asiento en su silla y miró la foto de Aurora.

A Black's Desire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora