«Shantel Greenwood»
Al salir de la fiesta de mi mejor amiga, Leya, decidí caminar hacia mi tienda favorita de helados como lo hacía todas la noches. Esta vez se me había hecho un poco tarde, que era algo inusual en mí.
La fiesta había sido un asco y yo me sentía fatal... Era uno los peores días de mi vida. Aunque, casi siempre eran así, me estaba empezando a acostumbrar a esto.
Estaba harta de mi vida, y todo lo que tuviera que ver con ella. La única persona que me comprendía era ella, Leya. Y por la única que sobrevivía a diario.
El colegio era una peste total, empezando por los profesores y terminando con lo peor, que eran mis compañeros de clase. Tratada como la típica chica antisocial en la clase, estaba cada vez más harta y sin ganas de levantarme e ir nuevamente a la preparatoria. Este era mi último año, el próximo me iría a la universidad y me olvidaría de todos ellos por completo.
A pesar de todos los problemas del colegio, no podía descansar ni un minuto en el día. Miles de actividades me esperaban al llegar a casa, y aunque mis padres fueran "ricos", su dinero no recompensaba todo el daño que me habían hecho. Eran demasiado ocupados y había días que ni siquiera volvían a casa.
En conclusión, mi vida era una completa basura, y mi estado sentimental se encontraba por debajo del subsuelo. Había salido con el corazón destrozado desde mi última relación. Me había enamorado completamente, y para él no fue nada más que una farsa.
Dejando atrás los recuerdos y tratando de sonreír, abandoné la tienda con un paso tranquilo, dirigiéndome hacia mi casa.
Pero notaba algo extraño sobre el camino, diario tomaba la misma dirección y nunca me había sentido de esa manera. Perseguida. Sentía sombras sobre mí.
Apresuré mi paso, y quise olvidar mis presentimientos acerca de algo... Ó alguien. Pero mi mente no me dejaba en paz y cada vez me ponía aún más nerviosa. Mis manos sudaban, y mi vista estaba perdida sobre todo el panorama oscuro de la noche. Ahora estaba segura de algo. Alguien estaba detrás mío, y no era nadie bueno.
Volteé y pude ver una silueta negra esconderse tras un arbusto frondoso mientras se perdía. Sí, debían ser alucinaciones.
Avance más rápido, al punto de casi correr. Estaba asustada y nerviosa. Al oír aún más ruidos, decidí quitar mis tacones y correr los más rápido que mis pies pudieran aguantar.
Mi intento falló, pues de pronto sentí como todo se volvía negro...
[...]
Abrí mis ojos, mientras respiraba frenéticamente.
—Ahora me llamarás H -dijo una voz ronca y fría frente a mí, como la de un chico (suponía eso, ya que tenía los ojos vendados).
Mi cabeza dolía, y me sentía mareada. Estaba confundida. ¿En dónde estaba? ¿Y de quién era esa voz?, no tenía las respuestas. Lo último que recordaba era haber comido un helado e ir caminando con prisa hacia mi casa. El miedo se sentía sobre todo mi cuerpo.
—¿Qu-quién eres?
—Tu controlador, querida. De ahora en adelante harás lo que yo te diga. Si no lo cumples, tendré que darte pequeños... Castigos.
—Pero qué... ¿¡Qué diablos hago aquí?! -dije algo exaltada, aquel tipo me estaba empezando a fastidiar.
—Has sido secuestrada cariño -casi morí en ese instante, un suspiro escapo de mí— Así que veamos... En los próximos días tendrás que mantenerte lo más callada y comportada posible. No hablarás. No respingarás. Y muchos menos me responderás si yo no te lo pido. ¿Entendido?
—¡No! ¡No sé quién diablos eres! ¡Ni el porqué me trajiste aquí! ¿Crees que puedes decirme lo que tengo que hacer sin saber una sola razón de por qué me secuestraste? —pataleaba rápidamente mientras decía lo anterior.
—Bah, está bien —él bufó—. Necesito tu dinero. Y si tus padres se enteran de que te he secuestrado, no dudarán y me podrán dar una buena suma de dinero. Que es justo lo que necesito.
—Ni siquiera les importo... Además, ¿por qué tuve que ser yo?
—¡Agh! ¡Entiéndelo niña! ¡Tienes a unas de las familias más ricas de todo Holmes Chapel! Es simple, tú solo tienes que esperar al dinero. Yo lo tomo y tú te vas de aquí. S-i-m-p-l-e —dijo remarcando lo anterior—. Y basta de preguntas, que ya me estás hartando. Si sigues insistiendo con lo mismo, tendré que tomar medidas preventivas, recuerda las reglas. Ahora quítate esa venda, y come un poco que si tus padres te encuentran muerta, nunca tendré mi dinero.
—No —me quedé quieta, sin hacer nada.
—¡Ah! ¡Mueve esas manos, ya! —él se acercó a mí y quitó la venda de mis ojos. Al acercarse, su perfume me envolvió. Pude ver todo lo que tenía en mi alrededor. Una pequeña cabaña de madera. Algo sencillo. Una cama en la parte frontal. Me acercó un plato de comida. Finalmente alcé la vista y quedé petrificada.
Sus ojos verdes se posaron en mí, eran hermosos. Era un chico... Perfecto. Su nariz era respingada. En su cabello se formaban rizos color miel, sus labios era rosados y carnosos. Y sus manos eran grandes y delgadas. ¿Pero?... ¿Qué?... ¿Qué diablos estoy diciendo? Él me ha secuestrado. Reaccioné y empece a hablar.
—G-gracias.
—No hay de que, hermosa. N-no... N-no quise decir eso... Ammm tú sólo come, ahora regreso. Adiós —al principio él sonaba dulce, pero después todo cambió y terminó siendo seco—, dejaré la puerta cerrada y las ventanas también. No trates de escapar.
Sabía que él escondía algo... Su mirada lo delataba. Él no era un chico malo. Era... Dulce. Pero podía sentir el miedo que él emitía al ser tierno conmigo. Aunque "H" tenía razón. Yo era su rehén y él mi secuestrador. Aunque esto era diferente, con sólo una pequeña palabra, lo supe todo. Hermosa. Bah, sí que me dejo sin aliento.
Cuando él regresara, tendría que averiguarlo. Esto era extraño. Yo estaba pensando cómo entablar una conversación con mi... Secuestrador.
•••§•••§Mis ojos se estaban cerrando, pero reaccioné gracias a un sonido proveniente de la puerta. Él había regresado.
—Has regresado... —suspiré.
—Lo he hecho —dijo entrando, sonriendo y sentándose en una silla frente a mí.
—H... Necesito preguntarte algo...
—Acepto. Llámame Harry. Eso no está en las reglas, así que adelante.
—¿Por qué eres así?
—¿Cómo?
—Escondes tu sentimientos. Y si en verdad hubieses querido secuestrarme, en este momento estaría casi muerta.
—Es una larga historia.
—Tenemos mucho tiempo. Vamos.
—Shantel, yo no soy ese tipo de persona, puedo robar, pero nunca lastimaría a alguien... Te seré sincero. Yo nunca quise hacerlo, pero es por mi madre. Y necesito el dinero. Ella... Ella tiene cáncer. Y si no consigo el dinero a tiempo, mi madre podría morir.
—Lo siento. Les diré a mis padres que consigan el dinero a tiempo. Sólo llama y yo haré lo posible.
—No. Es una gran suma de dinero. Me he equivocado y lo mejor será que tú quedes libre. No le has hecho nada a nadie. Y sólo por mi caprichos de querer hacerme el niño malo, estás pagando cosas que no deberías haber vivido. Mañana mismo podrás irte.
—Harry... Quiero ayudarte. No me iré, y no sé cómo ni por qué pero me has dado la confianza que nadie nunca me ha dado antes. Cuando vi tus ojos simplemente quedé flechada. Sólo ha sido un día.
—Y bueno, yo... Yo te conozco desde hace un tiempo. Te había estado observando. Y creo que me he enamorado de ti.
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«Stockholm Syndrome»
Fanfic"Cariño, mira lo que me has hecho. Mira lo que has hecho ahora. Nunca te dejaré ir si me sigues sosteniendo de esta manera. Me tienes atado a ti". Obra original de: @blackandexpensive Adaptaciones de esta obra sólo con consulta del autor de la mism...