-Giovanni, necesito que te concentres y mires estas imágenes, requiero de tu máxima atención e interés, solo unos minutos necesito, no más.
*Pienso dentro de mi, si tan solo supiera que no tengo tiempo, que 25 horas al día pienso en cómo no fallar, en cómo ser mejor, en cómo no morir de hambre, que realmente necesito mejorar mis calificaciones, en mi motocicleta descompuesta, que en la mañana observe por minutos como un cachorro era cubierto por la lluvia, en que el doctor frente a mi, y qué tal vez no le pagan lo suficiente para soportar todas las formas de expresarle mi odio por la vida y sus injusticias*
Solo respondo de manera tranquila.
-¿realmente vale la pena hacer esto?, me refiero a sinceramente ¿usted cree que alguien como yo, podría cambiar ?- cierto un poco mis ojos en muestra de seguridad.
El doctor respira un poco intentando que no note su suspiro.
-Giovanni, creo en ti y en tus capacidades, es bueno saber que personas como tu siguen existiendo- sonríe al final, de una manera extraña intentando inspirarme confianza.
*siento un escalofrío en los brazos y solo me pongo de pie, tomo mis cosas y salgo del consultorio*
No se, pero dentro de mi imagine que me seguiría, pero no, aunque agradezco eso gesto de darme mi espacio, sinceramente también esperaba más, pero supongo el es el experto.
Comenzando mi descenso de aquellas empinadas escaleras, que realmente necesitan una remodelación, ya que con solo tocarlas con la punta de mis tenis, suena su alma metálica y provoca la sensación que morirás antes de llegar al final.
Por fin termina la escandalosa travesía y veo de nuevo a mis padres, parece que quieren que interprete sus pensamiento al verme, pero no puedo si quiera con los míos, supongo deben entender que menos los suyos, al igual solo les sonrío de manera cortes, al final son mis padres y supongo se preocupan por mi, aunque algo tarde, ya que tenía un mes sin comer y solo lo dedujeron cuando me desmayé en el colegio.
Me acerco más a ellos y escucho el mismo diálogo de hace 6 días.
-Gio, necesitamos que te quedes y escuches al psicólogo, no puedes solo salir de ahí y hacer como que no paso nada.
*mientras hablan, yo solo quiero encontrar la manija del auto y subirme, pero mi padre se interpone y me habla con voz firme*
-no habrás más celular si no completas tus sesiones.
*no se porque los padres creen que hacer que te sientas más miserable podrá ayudarte en algo, es como golpear a alguien que ya ni si quiera le importa ser golpeado, porque su cuerpo no responde al dolor*
Por fin logro entrar al auto, escabulléndome entre mis padres, me coloco los auriculares y solo reproduzco la primera canción que alcanzo a ver. Veo tras el vidrio del coche, como mis padres discuten, me da tristeza saber que todo es mi culpa, aunque me encantaría ser mejor, no puedo, no sé cómo, no tengo motivos y mucho menos ganas.
Decido solo no mostrar preocupación, es triste ocultar tu miedo de los demás, pero dentro de ti, estar desecho, estar pensando cada segundo que has hecho mal, el porque la vida no solo te pone las respuestas, intentas buscar a dios y solo ves nubes tristes; sinceramente, en ocasiones me gustaría ser una de ellas, andar libre por la vida, sin rumbo alguno, y un día simplemente ser quien le de sombra a alguien que la necesite, actualmente mi único parecido a los gigantes gaseosos, es el hecho de que lloro cada que mi entorno se postra oscuro.
*escucho como encienden el auto * me doy cuenta que la vida pasa frente a mi y no hago nada mientras pienso en un millón de cosas que posiblemente nunca se harán realidad, y que seguramente a nadie le importan.
Observó el camino de regreso a casa, algo de lo poco que me hace feliz, es mirar el cielo, las casas, árboles y personas que están ahí afuera, con sus problemas, su felicidad, su vida, me pregunto si son tan felices como se ven o solo soy yo el que a diario intenta demostrar algo que no siente realmente, o tal vez si lo siento, pero existe un hueco en el centro de mi cuerpo que lo puedo llenar con nada.
Mirar a travez de la ventana me recuerda a mi infancia, me recuerda a mi madre limpiando mis rostro cada tres segundos, recuerdo cómo sacaba mi brazo y sentía el aire empujándolo en sentido contrario a su nacimiento, recuerdo mi sonrisa y la de mis autores antes de todo esto que soy hoy, de lo que podría convertirme y de como la vida ha cambiado tanto. Pienso en aquel momento que marco mi vida, en el primer insulto hacia mi persona, cuando descubrí el odio de la gente, cuando dejé de ser yo y me convertí en lo que los demás querían que fuera.
*mi cuerpo se inclina hacia delante, y veo como mi padre discute con el conductor de otro automóvil*
Pienso, porque la gente maneja como si no hubiera un mañana, como si las calles se acabaran con cada segundo qué pasa, tal vez nunca he estado en una situación en la cual necesite llegar rápido a otro lugar.
*mi padre arranca de nuevo y veo su Cuello y brazos tensos* quisiera poder absorber sus problemas y comérmelos yo, como todo lo que guardo.
Después de minutos de trayecto, llegamos al portal de nuestro hogar, donde mis hermanos salen, abrazando a mis padres y solo me miran, como si fuera un extraño, y tal vez lo sea, porque actualmente ni yo mismo me conozco, me veo al espejo y deseo ser alguien más, alguien con un mejor peinado, alguien con mejor ropa, alguien con mejor vida y con menos prejuicios.
Solo tomo mi mochila, y procedo a comenzar el ascenso hacia mi dormitorio, me recuesto y miro al techo con manchas de goteras, y vuelve la idea de realmente vale la pena seguir viviendo si mis días son así, si muero alguien llorará, sabiendo que en vida no causaba el mayor impacto en su vida.
*cierro mis ojo*
Me imagino una vida mejor, con mejores amigos, con mi felicidad primero que la de los demás.
Me imagino siendo yo nuevamente.
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¿La adolescencia realmente vale la pena?
AléatoireRazones por las cuales no suicidarte en este mismo momento: -aunque me cuesta aceptarlo, se qué hay gente que me quieren. -ninguna.