Capítulo especial 3: Ivy y el fantasma de la muñeca hueca

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Para Ivy, las vacaciones no podían ir mejor, como el castillo no estaba tan lleno no tenía que quedarse en la biblioteca para encontrar un lugar para leer tranquila, no tenía que preocuparse por sus tareas o trabajos de clases, las noches eran tranquilas y el clima no estaba tan mal como ella creía que iba a estar, pero lo mejor de todo, para ella, era su tiempo con Dante, los dos la pasaban juntos gran parte de su tiempo, ya sea leyendo, escuchando música o simplemente charlando en el castillo o en las tres escobas tomando un delicioso chocolate caliente y comiendo dulces o en la sala de menesteres en donde la chica jugaba algún videojuego mientras el chico hacia algún experimento, una vez logro pasar un nivel muy difícil de su juego en el momento exacto en que la thunderwild se estrelló contra una pared de la sala. Ivy consideraba que nada podría arruinar esas vacaciones y entonces comenzó a tener el sueño, lo tuvo por un par de noches seguidas y ahora a solo un día de navidad no iba a ser la excepción...

Todo a su alrededor estaba en blanco y negro, se encontraba sentada en la sala de una casa en medio de una colina de flores a unos metros de una playa, escuchaba la risa de una pequeña niña, pero no veía a nadie, se levantó del sillón donde estaba sentada y salió de la casa.

El viento soplaba, pero no sentía nada, bajo por la colina hasta la pequeña playa, en ella había un pequeño columpio hecho de madera y cuerda, en el que una pequeña niña de largo y lacio cabello negro, vestida como una muñeca antigua se balanceaba siendo impulsada por su padre, un hombre de unos 30 años vestido de manera elegante, que sonreía al ver que su hija se divertía y reía con una alegría desbordante que hacía que Ivy no pudiera hacer otra cosas más allá de sonreír con ternura al ver la escena, y de pronto todo se rompió...

Como si estuviera viendo una imagen hecha en un panel de vidrio, la escena frente a ella se destrozó dejando enormes gritas de las cuales una intensa magia de tono negro y morado salía con intensidad, Ivy solo había sentida esa intensidad otras dos veces, cuando Dante demostró de lo que era capaz con un anillo elemental y posteriormente cuando se transformó en Wizard por primera vez, pero había algo diferente en la magia que sentía en ese momento, era opresiva, deprimente, oscura... terrorífica, era todo lo contrario a la magia de Dante.

De pronto las grietas explotaron dejando un enorme portal de magia oscura que parecía estar absorbiendo todo a su alrededor como si fuera un agujero negro, a ambos lados de la chica pasaron corriendo Dante, Scarlett y Howard, se pararon frente al portal y después de un segundo saltaron a este, Ivy tenía un mal presentimiento, quería saltar y ayudarlos a enfrentar lo que sea que estuviera hay adentro, pero las piernas no le respondía, temblaba de solo presenciar el poder de la magia que desprendía el portal.

De pronto gritos se escucharon adentro del portal, era desgarradores y con un matiz de dolor que incitaba a Ivy a encogerse de miedo y en el propio portal apareció una silueta, era... ¿wizard?, pero... se veía raro, las gemas de su traje carecían de color y brillo como si ya no tuvieran poder, un escalofrió recorrió la columna vertebral de Ivy, quería hacer algo, pero que...

- ¿Quiere ayudar? –a su lado apareció la niña vestida como una muñeca, la veía con una de preocupación, pero sus ojos carecían de brillo como si estuviera muerta.

- ¿Quién eres? –pregunto Ivy asustada.

- ¿Quieres ayudar? –la niña no se inmuto

- ¿Qué es esa cosa?

- ¿Quieres ayudar?

- ¿Ayudar con qué?

-Encuéntrame.

La niña empezó a brillar con una potente luz blanca e Ivy despertó...

Al abrir los ojos, respiro profundamente y se sentó en cama, trataba de controlarse, ese sueño siempre la dejaba temblando, estuvo unos minutos en su cama mirando a su autómata conejo que saltaba de un lado al otro en la mesita de noche como si estuviera preocupada por su dueña, cuando ya se tranquilizó, recorrió el dormitorio con la mirada, al ser las vacaciones de navidad la mayoría de sus compañeras de cuarto se habían ido, solo quedaban ella y otra chica que aún seguía dormida.

El mago anilleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora