Capítulo especial 4: el mago anillero, el tamer azul y el niño maldito

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Dante se había despedido de Ivy en la sala de menesteres y había puesto rumbo a Londres, su intención inicial era llegar, buscar lo que necesitaba e irse, pero no tomo en cuenta las compras navideñas de último momento, a cada tienda a la que iba tenía que esperar en largas filas de personas desesperadas, a pesar de haber hecho sus reservas desde hace dos semanas, pero inclusive con todo eso consiguió lo que necesitaba, adornos fáciles de arreglar, un árbol de segunda mano, luces que el mismo podía reparar y mucho papel de regalos, lo único que le faltaba eran los propios regalos, por suerte, sabía perfectamente lo que iba a regalar, el problema se presentó cuando llego a la tienda, era una tienda electrónica en el centro de la ciudad, la había visto previamente en su cita con Ivy, parecía perfecta para comprar los regalos, así que entro en esta y pidió sus reservas...

-Lo siento chico, el encargo se retrasó –dijo el encargado con pena –varias personas que hicieron la misma reserva también se vieron afectadas, al parecer el festival gastronómico entre Reino Unido, Francia y Alemania, han saturado las calles y el tráfico aéreo... lo siento.

-Descuide, no es su culpa –dijo Dante con tranquilidad mientras en el fondo, maldecía al festival gastronómico, cuando salió de la tienda empezó a recorrer las calles de Londres pensando en lo que hacer –Mmm... ¡ya se! El festival gastronómico, por lo menos puedo llevarle algo de comida extranjera a Ivy.

El festival gastronómico se estaba celebrando en una plaza del centro, a pesar del frio, había ido mucha gente y el evento parecía valer la pena, cientos de puestos de comida de los países participantes se repartían por todos lados, gente iba y venía hablando en diferentes idiomas, inglés, irlandés, italiano, francés, alemán, español, portugués, alguno que otro hablaba en ruso o danés, incluso Dante juraría haber escuchado japonés, pero no le dio mucha importancia a la gente, recorrió con la mirada los puestos que había, en uno o dos interesantes y compro algo de comida para llevar, llevando las bolsas de comida y los adornos navideños en las manos, el chico llego a otro puesto, servían unas salchichas alemanas a la parrilla.

-Deme tres –le pidió Dante al hombre que atendia el puesto.

-En marcha –respondió el hombre.

Mientras el hombre preparaba el pedido, Dante miro alrededor, las familias iban y venían, algo en el centro de la plaza hacia que la gente se aglomerara, el chico vio como alguien empezaba a correr en dirección opuesta, fue cuando lo escucho...

-¡Aaaaargggghhhh!

Un grito desgarro el aire, de pronto algo brillo en un tono verdoso en el centro de la multitud y la gente empezó a huir desesperada, un escalofrió recorrió la columna vertebral de Dante, por instinto soltó las bolsas que llevaba y comenzó a correr en contra de la multitud que huía, nada bueno podría salir de esto, se tropezó y choco con varias personas, pero el chico continuo sin detenerse, cuando llego a lo que parecía el centro lo vio...

Era un hombre, se sacudía violentamente como si le diera un ataque, mientras brillaba con un tono verdoso y tocia con desesperación, de pronto si cuerpo comenzó a vibrar, volviéndose borroso y volviendo a la normalidad por momentos, como si un fallo en la realidad lo hubiera atrapado...

- ¿Phantom? –se preguntó Dante a sí mismo, rápidamente lo descarto, ¿Qué le pasaba al hombre? –no... eso no es un phantom.

Y como si se tratara de un NPC, de algún videojuego que se había bugeado, el hombre se levantó del suelo repentinamente, se deshizo en pixeles y fue reemplazado por un monstruo, de apariencia humanoide, rasgo de reptil de un color anaranjado, pequeñas alas en su espalda, sus tres dedos terminaban en garras blanca, un cuello largo que terminaba en una cabeza de dragon y una cola con una pequeña llama en la punta, el monstruo rugió y a su alrededor apareció una docena de monstruos con cabeza de pez y cuerpo humano vestido con ropa deportiva.

El mago anilleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora