Pensaba que el trivial era un juego de gente inteligente, de gente con la inteligencia de Nathan, pero hasta yo misma puedo jugar a esto. Las preguntas no son complicadas, con tener un poco de cultura basta para divertirse. Además de saber y contestar, a medida que los demás responden vas aprendiendo cosas que no sabías, como que Blanca Nieves fue la primera película de Disney.
—Llevamos una hora y media con este juego, ¿cambiamos? —a Mica ya se la notaba aburrida desde que nos hemos sentado alrededor de la mesa.
—Como queráis, yo lo estoy pasando bien con vosotras —opina Nathan.
—Si yo también, pero estoy almacenando tanta información que mi cabeza va a explotar.
—Si queréis lo dejamos ya, llevamos bastante tiempo con esto —aporto.
A Mica la delata una sonrisa. Nathan se percata de ello.
—Si querías dejar de jugar solo tenías que decirlo, se notaba desde el principio que este juego no te hacía mucha gracia.
Sonrío ante lo que acaba de decir, he pensado antes lo mismo que él.
—No iba a deciros que no y quedarme mirando.
—Ya, pero podríamos haber cambiado de juego —digo.
—Claro —me apoya Nathan.
— ¿Y si ya no vamos a jugar más a esto qué vamos a hacer?
—Buena pregunta —señala nuestro amigo.
Me quedo pensativa. Estamos en verano, sitio de playa, amigos... ¿cómo se nos ha ocurrido encerrarnos aquí a jugar a un juego que se puede jugar perfectamente en invierno?
—Salgamos a la calle y disfrutemos de la noche.
—Summer, mañana hay que madrugar para las actividades.
—Qué chico más responsable —digo con un tono de: "me acabas de fastidiar el plan"
—Summer tiene razón, hay que aprovechar la buena temperatura de la calle, que es verano y que estamos en zona playera.
Nathan no parece muy convencido.
—Vamos, Nathan... lo pasaremos bien —Mica intenta darle ánimos.
Me levanto de la silla y tomo la iniciativa: nos vamos a llevar a Nathan de paseo. Ahora que lo pienso, suena a como si fuera un perro. Me aproximo a él y le agarro con su brazo derecho con ambas manos.
—Mica, ayúdame, vamos a sacarlo de aquí.
Hace lo mismo pero del izquierdo.
—Chicas, parad —por su tono, nos obliga a soltarle, y eso que aún no habíamos empezado a empujarle para que se levantara—. Sé andar solo, ¿vale?
— ¿Eso es que vienes con nosotras? —me ilusiono.
—Si no me queda otra, claro que iré con vosotras.
Se levanta solo y coge una chaqueta fina de su maleta. Mi amiga y yo nos miramos con la misma cara.
— ¿Qué? No quiero resfriarme.
—Pero si no hace frío.
—Por el paseo marítimo parece que no pero los brazos se te quedan helados.
—En eso tiene razón —digo.
—Yo no voy a llevarme ropa —comenta Mica.
—Yo tampoco.
Cuando salimos a la calle, nuestra zona, que es la calle donde estamos todos los que venimos del campamento, está casi vacía. Algunos compañeros salen de su caseta mientras otros entran. Las voces de la gente se oyen en susurros. Nosotros salimos muy callados, como si la oscuridad y los murmullos nos hubiesen influenciado.
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93 días de Verano ✔️
Teen FictionSummer es una chica sin amigos que apenas se habla con la gente. Acaba el curso y merece tener el Verano libre para hacer lo que quiera por sus buenas notas. Pero en cuanto llega un mensaje del instituto diciendo que gracias a ellas puede pasar el V...