Lucy Macedo, una chica de dieciocho años, de una buena familia adinerada, amigos que la apoyan y enemigos que la quieren ver tres metros bajo tierra. Ella tiene una vida que muchos dirían que genial hasta ella. Pero lo cierto que es que hay algo que la atormenta y que sólo ella sabe.Hace tres años ella probó su primer cigarrillo desde ahí fumar se volvió un terrible vicio "defecto" lo llama ella, fumaba sin tener un motivo para hacerlo. Era del grupo de adolescentes que hacía esas cosas solo porque si. Son solo cigarros es todo no hay de que preocuparse...
Malcom Hawkins es un buen chico, estudia en otra escuela, es el hermanastro de la insoportable Candace Corbero, la mayor enemiga de Lucy.
Los caminos de Lucy y Malcom se encuentran en una sala de rehabilitación donde descubren más uno del otro.
—Encendiste el cigarro, pero no le has dado ni una calada hasta ahora —habla muy sorprendido.
—Es porque no me lo pienso fumar —dice ella aun con en cigarrillo entre sus dedos aspirando el humo que sale de este— tengo el arma cargada pero no pienso dispararme. —continúa ella, habla con mucha seguridad eso le enorgullece mucho a él.
—Has mejorado, y mucho.
—Lo sé
—Me enteré que hoy será tu último día aquí —susurra él, es obvio que le afecta mucho hablar sobre eso.
—Si, hoy —voltea a verlo con los ojos llorosos— me alegra saber que salí de esta etapa, también sé que todo mejorará para mí en un futuro, bueno... —hace una larga pausa votando el rollo que tiene en la mano al suelo y lo aplasta con las punta de sus tenis— si es que hay uno para mi.
Él la mira como si ya estuviera harto. Ya ha oído esas palabras de ella antes.
—Deja de decir eso —se queja— comienzas a aburrirme.
—Siempre te he aburrido —ríe— y ahora que me iré ya no habrá nadie quien te aburra más —dice ella haciendo un pequeño puchero que la hace ver más tierna de lo que se ve.
—Por eso te extrañaré aquí. Aunque, podría ir a verte cuando quiero —le recuerda él— te recuerdo que solo soy un cuidador aquí, es mi trabajo.
—Presumido.
—Chimenea.
—Niñato.
—Loca.
Después solo quedaron los ecos de sus risas. Cuando estas se mezclaban creaban el más hermoso sonido que haya escuchado el mundo, ellos eran demasiado buenos y felices. Aún sabiendo que tenían una oscuridad interna jamás dejaron de sonreír.
Lucy y Malcom merecían todo pero terminaron recibiendo nada.
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ECOS | en proceso y edición
RomanceSe lo que todos piensan, puedo oír los ecos de sus palabras que no me dañan para nada porque mi interior ya esta roto, soy un caso más que perdido. Lucy Macedo tiene la fama de ser la chica mala y drogadicta de su escuela, y si, es cierto ella se dr...