Capítulo 14.

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Maraton 2/3

Desconocido.

15 de marzo 2021, 21:45 pm.

Horas antes...

¿De qué servía tanta seguridad?, cuando el enemigo real en tus narices puede estar. Algo que amaba de las fiestas donde no me esperaban, eran aquellas cuyas temáticas era de máscaras.

La curiosidad puede ser constituida por una conducta natural; en busca de obtener información y saciar nuestros intereses somos capaces de muchas cosas.

Las máscaras eran el incentivo perfecto para incrementar las dudas, para mí; era como un juego, donde si eras descubierto por el curioso, es donde venía lo bueno.

El dicho: "la curiosidad mato al gato." Con esta temática pegaba perfecto.

El no saber con quién hablas a menos que desees revelarte, a quien besas o con quien bailas. Puede ser particularmente gustoso, si estas en busca de algo de una noche. Por lo que la mayoría de los presentes me confirmaban que preferían morir sabiendo.

Para mí era poder; era hacer y deshacer a mi antojo, sin ser descubierto. Siendo una incógnita.

Note que estaba ensimismado en mis pensamientos cuando el taburete a mi lado fue movido, de reojo noté como una exuberante castaña era quien tomaba el lugar.

Le di un gran sorbo a mi whisky, acabándolo de un solo trago.

Parte de mi rostro estaba cubierto, solo mis ojos, mentón y labios podían ser vistos. Mi sofisticada máscara blanca con detalles negros, se ajustaba a la medida. No me podía permitir ser descubierto por mi terquedad, no sin iniciar mi plan.

Las palmas de mis manos sudaban, entre la multitud la buscaba con mi mirada. Los tres años sin verla hacían que las ansias me tomaran.

-Un Martini seco.- Aviso al barman, el cual asintió tomando su orden.

Clavo su mirada en mí, recorriéndome descaradamente con la mirada.

-¿Se te ofrece algo?- Comente fastidiado, alzando un poco mi mano mientras el mismo chico que me atendió, servía mi segunda ronda.

-Bailar contigo, tal vez.- Soltó, encogiéndose de hombros.

Imite su acción, echándole un vistazo de arriba hacia abajo. Observando sus mejillas sonrojarse bajo su delgado antifaz, rodé los ojos.

No era la primera en pedirlo desde que llegue.

-No me interesa.- Respondí simple. Hizo un puchero, y tomó coquetamente mi brazo, en un desesperado intento por convencerme. Me zafe de su agarre, desviando mi mirada hacia otro lugar.

Parloteaba para llamar mi atención, era ardiente como hombre debía admitirlo.

Pero no era la chica que me interesaba ver. Ni con la que me interesaba estar. Rodé los ojos harto, percibiendo como no se callaría, aun si mis respuestas eran simples monosílabos.

Di mi último trago, dejando el vacío vaso sobre la barra, tomando el otro que a un lado estaba servido.

Decidido me levante. Su entrecejo fruncido, fue lo último que vi, antes de alejarme con mi trago de la barra, dejándola con la palabra en la boca.

Las luces y el sonido eran agradables. Era como estar en un club de millonarios, pero en un elegante salón. No era tan recatado, era de hecho un poco atrevido.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora