𝐏 𝐇 𝐀 𝐒 𝐄 ; Taebin ▪︎ Soohyun ; ✓

𝒅 𝒓 𝒐 𝒈 𝒂 𝒔

Todo siempre parecía ser una droga, cuando sucedía parecía estar drogado, con algún tipo de anestia que lo hacia alucinar.

Pero, alguna vez las drogas se tenían que dejar, ¿cierto?

Después de casi una semana de lo que había sucedido, Soobin intentó ya no pensar en ello, ni siquiera quiso contarle a Taehyun, sabía que si lo hacía no iba a ser buena idea.

Siguieron encontrándose como de costumbre, sin desconfianza, pero lo que pasaba era que el confundido Soobin no sabía que pensar acerca de Taehyun después de lo que había visto.

Un día entre semana llegó a casa, después de un acostumbrado día con Taehyun, tenía la mente en otro rumbo, no pensaba en más que ir a su habitación a descansar un poco, pero una escena se atraviesa en sus ojos, llamando su atención al pasar por el comedor de su casa.

Su madre, sentada en una silla mientras recargaba sus codos en la mesa, estaba llorando mientras se tomaba de los cabellos en manifestación de su desesperación. Su padre, un poco más lejos, con la palma de su mano cubriendo su boca mientras también se recargaban sosteniendo la mirada más seria que Soobin haya visto alguna vez. Parecía como si alguien cercano hubiera muerto, o una situación lamentable estuviera ocurriendo.

El jóven solo detuvo sus pies, se acercó al sitio, con un poco de miedo.

- ¿Mamá? - fue lo primero que preguntó al entrar a la habitación, las otras dos personas voltearon su cabeza con rapidez, mirandolo con una mirada lamentable y decepcionada.

A pesar de que lo segundos pasaban demasiado rápido, ninguno de sus dos padres le dijo algo o trató de explicarlo. Ambos se quedaron en silencio, con la mirada dirigiéndose directamente a él.

Su madre se cruzó de brazos, bajando la mirada y sollozando en bajo. Su padre aún mantenía los ojos encima de él.

- Hijo.. - susurró su madre después de segundos, sin mirarlo, pero al parecer no encontraba las palabras indicadas para decirle.

Lo único que podía estarse preguntando era, ¿qué ocurría? ¿qué había pasado?

Normalmente Soobin estaba muy alejado de los problemas familiares y cosas relacionadas, así que no se sorprendía por no saber, pero igualmente le intrigaba por la manera en como sus progenitores lo miraban.

- Vamos a ser directos, tu padre y.. yo.. uh.. - la mujer se secaba las lágrimas con su mano, parecía enserio preocupada - ¿Hay algo que no nos hayas contado?

Oh, no.

No, no, no, no.

¿Lo habrán descubierto? ¿Tienen sospechas de eso? No podía ser.

Un montón de escenas terribles llegaban a su cabeza, un millón de maneras de como sería echado de su casa, de como lo castigarian si era lo que él tenía en mente.

Su corazón latía asustado, era muy probable que no fuera lo que estaba pensando, pero aún así estaba asustado.

- No. - respondió después de minutos de silencio, su madre sollozó más después de esa respuesta. Soobin sólo maldecía en su mente mientras su estómago se revolvía.

Entonces su padre se levanta de su asiento, se dirige a él, lo que viene después no se lo pudo imaginar ni en sueños. El hombre le había plantado una cachetada.

- ¿Cómo puedes mentirnos así en nuestras caras? - fue lo que pregunta, mientras su alma se destruye, el chico puede predecir lo que le vendría después.

Su madre se echa a llorar, ocultando su rostro entre sus brazos recargados a la mesa. Era desalentador, doloroso, sus piernas comenzaron a temblar del miedo.