El Origen Joken (si ya leíste puedes saltarte esta parte)

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(Nota: Si ya lo haz leído puedes saltar esta parte e ir al siguiente) 

La llamada

Antes era yo, un chico normal común y corriente, nada en especial. Estaba en un barrio ordinario, mi casa era una de las pocas con un piso superior, vivo con mi madre y mi hermana menor.

En busca de mi primer empleo ya que la universidad era muy costosa, fuí a una fábrica de dulces, ya saben el resto, la emoción desbordante. Con el único fin de ayudar económicamente... Salir adelante como todos los demás y ayudar a mamá.

Estaba sentado en mi habitación, era temprano y el clima era perfecto, encendí mi ordenador y luego de enviar a varias empresas mi datos por correo, era hora de jugar mi juego favorito, desayune lo de siempre y volví a mi cuarto, pasó unos minutos y en la sala el teléfono estaba sonando, yo tenía los auriculares puestos, entonces mi madre atendió la llamada.

-Jhonnie! Teléfono para tí!, será que está jugando... Jhonnie! UNA CHICA QUIERE HABLAR CONTIGO!- Su voz retumbó por toda a casa.

-Una chica?- Me pareció oir eso pero no estaba seguro, mire unos segundos la pantalla, me levanté tan rápido que solté el cable de mis audífonos, no me importó porque tenía otros, bajé deslizándome por el pasamanos de la escalera llegue hasta abajo y en pocos pasos alcancé el teléfono, hablé con la señorita unos segundos y cuando cuelgo el teléfono miré a mi mamá con una sonrisa.

-¿Quién era?- Me miró sujetando un montón de ropa en sus brazos e inclinando un poco la cabeza..

-Me llamaron de una fábrica, tengo una entrevista- Fui dibujando una sonrisa por ella.

-¿Y en qué momento fuiste hasta allá?- Como si estuviese copiando también me sonríe e encogiéndose de hombros, de verdad esto le alegró la mañana. .

-Por Internet mamá – Le sonreí y ella a mí, como negándose de lo fácil que fue nos dimos un fuerte abrazo, este sería uno de los que no olvidaría jamás.

Subí rápido a mi cuarto, estaba tan feliz que di unos saltos haciendo vibrar el piso, miré la hora, tenía tiempo para lavar y secar en la secadora mi traje que había usado en la colación del colegio, mientras me aseaba pase un buen rato jugando frente al espejo y escuchando música. Ya estaba listo, mi hermanita pequeña cruzó por mi puerta, Anita se reía sin parar de mi apariencia porque no es típico de vestirme así tan elegante, normalmente uso colores opacos.

-Por fin mi primer empleo, debo vestir muy formal, la apariencia es muy importante para esto.- Hablaba frente al espejo mientras me peinaba, mi pelo es un poco largo que cubren mis orejas, es algo molesto, pero no importa, los deje para atrás mostrando la frente en alto.

En la fábrica

Salí a esperar el bus en la esquina de mi casa, saludo a mi vecina que acostumbra a sentarse en la vereda con su marido a leer el periódico, el cielo esta parcialmente nublado, el viento se siente suave y pasea en el aire el olor a jazmín, no es mi flor favorita pero el aroma es agradable, miro a mi alrededor mi tranquilo barrio donde crecí, casi todos se conocen aunque yo no soy de mucho hablar, devuelvo algunos saludos y no dejo que se me arrime un perro callejero apestoso, por suerte algo llama su atención y se va corriendo, no tardó en venir el bus por suerte, me siento en el medio en el asiento individual y miro por la ventana, mi corazón se acelera al notar que ya estaba muy lejos de casa, ya sabía dónde era pero esta vez se sentía más lejano, supuse que era la emoción lo que me cegó de la distancia, si fuese otro día esta entrevista lo más seguro es que no dormiría hasta llegar a este momento, duró una hora el viaje sin parar de pensar en todo lo que podría hacer para ayudar a mamá.

La mujer del cabaretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora