XXV

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Apenas aparcamos el auto, salimos corriendo al callejón donde todos habíamos llegado.

Y por supuesto éramos los únicos, Cinco sacó el maletín de un contendor de basura y yo me paré en la esquina para ver si alguno de nuestros hermanos llegaba, entonces fue cuando vi a Luther corriendo hacia nuestra dirección.

- Vamos, rápido-

Lo llevé a donde estaba Cinco y parecía bastante impactado de que no estuviera nadie mas que nosotros tres.

- ¿Qu- ¿Dónde están todos?-

- Eres el primero -

Justo después de que Cinco le dijera eso a Luther, Klaus llegó corriendo en zig zag, gritando que lo habían logrado.

-¿ Por qué hablas en plural?- 

Cinco me quitó las palabras de la boca.

Klaus no se veía bien, estaba algo pálido y sudando a mares, ni siquiera se había dado cuenta que estaba allí con ellos, es más, parecía que estaba peleando consigo mismo.

- Creo que va a-

Ni siquiera pude terminar la oración, pues Klaus se dio la vuelta y vomitó hasta el alma.

- No puedo creer que tu estas aquí - 

Luther señaló a Klaus con algo de desprecio.

- Quedan 8 minutos - 

Cinco le hecho un vistazo a su reloj.

- Klaus ¿Estas bien? -

Me arrodillé a su lado donde no estaba el vomito.

- Tuve el sueño más extraño -

Se sentó y me abrazó apunto de llorar, aun parecía no darse cuenta que era yo, así que solo me tocaba tratar de calmarlo.

- ¿¡Donde están los demás!? -

Cinco no dejaba de ver el reloj que cada segundo nos iba recortando el tiempo y la oportunidad de volver.

Klaus paró de balbucear su sueño y se levantó de golpe, alejándose de mi.

- Por favor, les ruego que me digan que ustedes también pueden ver a Cero -

- Está bien Klaus, soy yo, en carne y hueso -

Me levanté sacudiendo el uniformé, Klaus se acercó otra vez y me volvió a abrazar levantándome del suelo, dando un par de vueltas en su lugar.

- No puede ser, Cero, no sabes cuanto te extrañe -

Ahora no solo Klaus estaba al borde del llanto.

- También te extrañé muchísimo hermanito -

Mientras Klaus me bajaba de nuevo, sostuve su rostro entre mis manos.

- ¿Ves? Te dije que estaría siempre contigo -

Me volvió a estrujar entre sus brazos, y yo claro que hice exactamente lo mismo.

- Solo queda un minuto -

Luther azotó su puño contra el bote de basura.

- Era una simple tarea, solo tenían que estar aquí, no enfrentar un monstruo gigante, ni un ejercito. Nein-

Cinco estaba igual de histérico y enojado.

- Lo teníamos servido en bandeja de plata - 

En cuanto Klaus se separó de mi, llevó sus manos a su cabeza, haciendo una mueca adolorido.

El diario de Cero.H Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora