Capítulo 3.

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Me siento junto a ella. La veo que está concentrada en un libro grueso y antiguo. No distingo el idioma.
Carraspeo mi garganta para que note que estoy aquí. Ella levanta la vista y detecto el color de sus ojos grandes y redondos, plateados como dos canicas. Su cabello pelirrojo cae sobre sus hombros.
-¿Y bien? -le pregunto y le dedico una mirada al libro.
-Prometo devolverlo, ¿si? Estoy investigando sobre el caso de las desaparecidas.

Olvidé mencionarlo. Mi amiga es detective y experta en rastrear huellas y encontrar personas desaparecidas.
-¿Alguna novedad?
-Nada. Ningún libro de la biblioteca tiene la información que busco. Anoche salió de guardia un grupo de chicas, y desaparecieron. No hay ni siquiera una sola pista de ellas.
-¿Ya hablaste con la jefa del Departamento de Seguridad?
-¿Tu crees que no? -me frunce el ceño y se endereza en la silla.
Abro la boca para decir algo de apoyo moral, pero un ruido estruendoso hace que me sobresalte. La alarma.
Las luces infrarrojas parpadean y las mujeres corren a sus puestos. Diantres, mi hermanita. Se supone que esta en clase de acrobacia. Corremos ambas a la misma dirección, como si nos hubiéramos comunicado telepaticamente. Doblamos la esquina del pasillo amplio y tumbo la puerta de madera. Encuentro a la niña acurrucada en la esquina, la tomo entre mis brazos y corremos a la guarida mas cercana.
La alarma suena únicamente cuando alguien identifica a una de esas bestias en la zona. Son asesinas esas cosas.

Las hijas de LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora