TREINTA Y NUEVE

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Nos quedamos en silencio por lo que parece ser una eternidad, nadie dice nada solo nos miramos los unos a los otros

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Nos quedamos en silencio por lo que parece ser una eternidad, nadie dice nada solo nos miramos los unos a los otros. Mi padre parece darse cuenta de lo que a dicho y gira la cabeza hacia mí lentamente, a Axel se le dibuja una sonrisa en los labios y se me revuelve el estómago.

Las palabras se repiten una y otra vez en mi mente, una parte de mi me convence de que he escuchado mal, que he imaginado todo. No, no puede ser verdad, me niego que lo sea. Meneo la cabeza y una risotada carente de humor se me escapa, retrocedo apartando la mirada de ellos. Mi padre parece horrorizado por mi comportamiento mientras la madre de Axel me mira preocupada, a la espera de que entre en pánico.

Hermanastro, eso es, a eso se refiere, a que Axel ahora es mi hermanastro porque sale con su madre. Por supuesto.

Me paso las manos por el cabello, las palabras se repiten, la sonrisa de Axel, el grito de mi padre. Entonces mi mente comienza a atar cabos, el porque mi padre no me quería cerca de Axel, porque se trataban tan mal el uno al otro. Siento que me falta el aire y me llevo una mano al pecho, no puedo respirar, todo me da vueltas y continuó convenciendome de que escuche mal cuando no fue así.

— Ainoah, cariño – Murmura dando un paso hacia mi.

Alzó mi mano tomándolo por sorpresa, no quiero que se me acerque, necesito espacio.

Axel tan solo me lleva un par de años, los mismos años o menos de matrimonio entre mi madre y mi padre. Se me escapa un jadeo y lo miro con los ojos muy abiertos.

— ¿Somos hermanastro? ¿Verdad? A eso te refieres – Río.

Se miran las caras entre los tres y luego vuelve a centrarse en mi como si sintieran lastima.

— Ainoah, tu padre y yo–

— ¿Entonces...?

No puedo terminar de hablar, el dolor en mi pecho no me permite. Vuelve a dar un paso hacia mí pero mi cuerpo no reacciona a las demandas de mi cerebro.

— Cariño, déjame que te lo explique – Súplica.

Miró a Axel por encima de su hombro, tiene una sonrisa divertida, como si este hubiera sido su plan desde el principio.

— ¿Lo sabias? – Logró articular.

Mete sus en los bolsillo de su pantalón y alza una ceja.

— Felicidades, hermanita, tendrás un hijo de tu hermano mayor.

Su madre ahoga un jadeo junto con mi padre, si albergaba la esperanza de que la situación no podía volverse mucho peor estaba equivocada. Palidezco al igual de nuestros padres, mi padre se pone del color de una hoja de papel y me mira con los ojos abiertos de par en par. Apartó la mirada avergonzada y entonces todo estalla a mi alrededor.

— ¿Que es lo que a dicho? – Dice mi padre buscando mi mirada.

— Nada, no a dicho nada – Murmuró apretando los puños.

Secretos en la red (+18) © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora