Querido papá

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Tengo presente cuando discutiste con mamá porque ella quería que yo usara un vestido que no me gustaba, mamá terminó molestándose tanto que tomaste mi mano y salimos a dar la vuelta por el parque, recuerdo haber llorado y pedido perdón cada dos minutos por haber hecho que mamá y tú discutieran, porque ella ahora estaba molesta y dije que haría lo que sea para que no volvieran a pelear; incluso te dije que me pondría ese vestido y no volvería a decir que algo no me gustaba y seguiría lo que me dijeran sin rechistar; es entonces cuando te agacharías para llegar a mi estatura y me dirías que no hace falta que reprima lo que pienso, que está bien que hayan cosas que no me gusten y que no siempre debo seguir todo lo que las personas me dicen. Debo confesar que, aunque recuerdo con cariño y admito que esas fueron unas bellas palabras de consolación que he llegado a decirle a mis amigos, no las he seguido del todo por miedo a no encajar.

Sin embargo, seré lo más honesta que pueda y te escribiré como me siento respecto a varias cosas, mereces una explicación y creo que, un buen regalo para el día del padre sería abrirme a ti con esta carta, permitir que me vuelvas a conocer, rompiendo un poco la coraza que he hecho a mi alrededor.

Una de mis memorias contigo es la vez en que me regañaste porque rompí algo, estabas molesto debido a que era algo importante para ti; pero al verme llorar te calmaste y me abrazaste, diciendo que dejarías de estar molesto si dejaba de llorar, sin embargo, seguí llorando molesta conmigo por haber roto algo importante para ti.

¿Recuerdas aquella vez que fui contigo a tu anterior trabajo? Recuerdo correr por los pasillos de ese edificio tratando de memorizar todo mientras ibamos a tu oficina donde me encontré una foto donde aparecíamos todos en tu escritorio, tu estabas buscando unos documentos al tiempo en que yo me maravillaba con ese espacio en el que pasabas bastante parte de tu tiempo.

De inmediato viene a mi memoria cuando renunciaste a ese trabajo que, aunque te pagaban bien, no te permitía pasar tanto tiempo conmigo y mamá, estuviste sin empleo un tiempo y aunque nos trajo dificultades disfrute mucho de esos días en los que estabas todo el tiempo en casa y me llevabas a aprender Jarana; me esperarías, viendo con orgullo como practicaba, al terminar me levantarías en un abrazo y nos iríamos en el carro de vuelta a casa donde cocinarías sopa y jugaríamos a formar palabras con las letras de la sopa, tu formarías mi nombre y yo un "te quiero papá".

Claro que encontraste trabajo pronto, entonces obtuviste el dinero suficiente para que yo practicara ballet y empezara una nueva etapa, mis recitales de ballet han sido muy importante para mi y recuerdo con especial cariño el primero, me llevaste al teatro junto a mi abuela y mamá apenas salía del trabajo para cuando entre a los bastidores. Estaba nerviosa de hacerlo mal, de que mamá no llegara, pero mis miedos se fueron cuando al subir al escenario y se subió el telón los busque con la mirada, mamá estaba sonriendo a tu lado y juntos me miraban con orgullo, recuerdo haberme paralizado al ver a los demás padres pero solo tuve que verlos a ustedes para regresar a mi lugar seguro y seguir bailando con mis compañeras con la intención de hacerlo perfecto, pues mis padres me estaban viendo.

Voy a contarte un secreto: durante la primaria y secundaria detestaba el festival del día del padre. No me mal entiendas, comprendía lo importante que es tener un día para honrar el sacrificio que hacen algunos padres, pero me daba envidia ver cómo los padres de todos mis compañeros llegaban y pasaban el día con sus hijos; sabía que ellos debieron haber pedido el día en el trabajo con el que ganaban dinero para mantener a sus familias, muy probablemente luego tendrían que trabajar horas extra para recuperar el día perdido pero estaban felices de haber estado junto a sus hijos que valía la pena tener que trabajar de más solo para poder asistir al festival. Tú no eras así, cada vez que se acercaba el festival y te notificaba de ello con el aviso que mandaba la escuela firmabas en el espacio donde negabas tu asistencia justificando que debías trabajar para que mejor compremos una buena comida y pasemos juntos el domingo. Con el tiempo note que no importaba cuanto quisiera ver qué te unieras a mi en ese festival, debía esperar que niegues tu participación y ver a mis amigos jugando con sus padres hasta que diera la hora de retirada y pudiera regresar a casa; si me iba bien, el padre de mi mejor amiga me pediría que me una a ellos en el festival y jugábamos los tres fingiendo ser una familia, a la hora de la salida me invitarían a comer y luego regresaría a casa donde haría mis tareas y te desearía un buen día cuando llegases del trabajo tarde en la noche.

Para papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora