The Hidden Senju 隠された

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La semana termino rápidamente, en la entrada de la aldea, Naruto estaba al borde del llanto abrazando a Kirai, ella palmeaba la cabeza del rubio con tristeza.

Al menos había dejado pagado unos cuantos ramen para Naruto de sus ahorros.

—Nos veremos en un tiempo, Naruto-kun, te prometo que volveré ¿Si?

El Uzumaki se alejó al fin, sonó sus mocos con el pañuelo que le ofrecieron y asintió.

—Gracias, Kira-chan, cuídate... Y vuelve pronto.

—Lo haré— sonrió y agitó su mano —Nos vemos.

—Nos vemos...

...

—Kira ¿Te gusta Konoha?

La rubia volteo y sonrió.

—Si, por supuesto.

—¿Te gustaría volver?

—¿Cuando?

—Aún falta mucho, pero en un par de años podrías ingresar a la academia ninja junto a Naruto.

—Él dice que quieres ser Hokage, yo creo que lo logrará.

—¿Hokage? Esa es una gran meta— hablo Shizune.

—Pues yo confío en él, es de los que jamás se rinden, podría con eso y más.

Tsunade sonrió de lado y palmeo la cabeza de la niña.

—Si, claro— realmente no veía a ese travieso como Hokage.

Kirai se dio cuenta de esto, hizo un gesto de disgusto, pero no dijo nada más hasta después de una hora o más.

—Uhm... Tengo algo de lo que hablar.

—Claro, dilo.

—Bueno... ¿Recuerdan el clan de Makoto?

...

Tsunade presto atención al procedimiento que Kirai estaba usando para hacer la corona de flores, el pequeño Tonton ya tenía una, pero parecía que disfrutaba más de masticar las pequeñas flores rosadas.

—Mamá ¿Que color prefieres?

—¿En qué?

—No lo sé, tu favorito.

—Me gusta el verde y el blanco.

—Son colores muy bonitos, el blanco representa pureza, es... Como un color sagrado— musito tejiendo la corona incluyendo algunas hojas —El verde representa fertilidad, juventud, vitalidad y la energía del crecimiento, pero también representa la eternidad por los árboles de hoja perenne ya que nunca pierden sus hojas o dejan de crecer.

Tsunade acarició la cabellera de Kirai sonriendo de lado.

—Eres una niña grandiosa, Kira.

Shizune llegó agitando en sus manos dos paquetes.

—¡Traje las cosas!

Kirai se levantó con la corona en manos, Tsunade se agachó y permitió que la menor pusiera las flores sobre su cabello.

—Se ve espléndida, Tsunade-sama— halagó Shizune sonriente.

—Yo siempre me veo bien con todo.