Era momento de irse.
Jimin estaba vestido de blanco, de arriba a abajo, justo al límite del bosque que daba con la carretera. A su lado estaban Jungkook, TaeHyung, Hoseok y YoonGi (el elfo al que acababa de conocer).
Habían llamado a una taxi que lo llevaría hasta la ciudad, sano y salvo.
El menor de todos suspiró: esta no había sido la forma en la que había imaginado su regreso a la ciudad... en absoluto. Pero por más que no le complaciera del todo, sabía que debía hacerlo. Necesitaba hacerlo.
Y creía que podría manejar el adiós, pero cuando escuchó la bocina del taxi quiso salir corriendo mientras podía.
—Tú puedes, bonito —le dijo Jungkook, casi que leyendo sus intenciones, tomándolo de la mano.
Jimin volteó a mirarlo. Detrás de él estaban todas esas criaturas que lo habían ayudado.
—Sabes que sí llegué a amarte, ¿verdad? —se le dió por confesar al más bajo, de pronto, agarrando a Jungkook con sus defensas bajas.
El pelinegro esbozó una nostálgica sonrisa.
—Yo también, muchísimo —le correspondió—. Cuando vuelvas, procura amarme de nuevo... te estaré esperando.
Jimin asintió, para luego pararse de puntas de pie y darle un helado y profundo beso. Sería el último que le daría en un tiempo indefinido, lo sabía.
Por eso, por unos momentos, no quería pensar en nada más que en las sensaciones que aquel delicioso rose le generaba.—En verdad: me es muy complicado entenderlo —pensó YoonGi en voz alta, observando la escena.
—Lo consigues con el tiempo —afirmó TaeHyung, acercando el cuerpo de Hoseok al suyo.
La insistente bocina del vehículo fue la encargada de hacer que Jimin y Jungkook se separaran.
—Ten —dijo el más alto, tendiéndole su paraguas blanco—, te será útil en la ciudad.
—¿Pero cómo vas a hacer para caminar durante el día? —preguntó Jimin, tomando con cuidado el paraguas entre sus manos.
—Puedo moverme por la noche hasta que consiga otro...
Luego de un fuerte abrazo grupal entre los vampiros, Jimin abrió el paraguas y caminó hasta el taxi.
Lo siguiente fue ver cómo el vehículo se volvía pequeño, a lo lejos, llevándose a la chispa de alegría de sus vidas.
—Aún no puedo creer lo mucho que te enamoraste de ese humano —le dijo TaeHyung a Jungkook, posando una mano en su hombro para darle apoyo.
—¿Es que no lo conociste? —preguntó incrédulo— Fue inevitable...
...
Al correr de una hora y acompañado por las densas nubes del cielo, Jimin llegó al establecimiento donde se encontraría con el jefe de la editorial.
Una vez frente a la puerta de entrada, tomó una gran bocanada de aire (aún le costaba sacarse esa costumbre) para calmar los nervios, resultando inútil por obvias razones.
Así fue que se adentró en el edificio, con su maleta dándole apoyo moral.
—Park Jimin, ¿verdad? Llegas tarde, especifiqué que teníamos que vernos antes de que caiga el Sol —le dijo un hombre vestido de traje y corbata, sentado en un escritorio, en cuanto entró a la oficina—. Tengo una reunión dentro de poco, no nos queda mucho tiempo.
—Disculpe, pero ya sabe cómo es conducir en hora pico... —mintió, sin saber muy bien qué inventar como escusa— Había mucho tráfico.
Se atrevió a tomar asiento, disponiéndose a calmarse un poco. Dejó su maleta y paraguas a un lado.
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Tanofobia ☀ [KookMin]
Fiksi Penggemar[Miedo irracional al Sol] Su tez era aún más blanca que el resplandor de las estrellas, y su verdad tan oscura y profunda como el cielo nocturno.