1. Reina de las estrellas

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•Song: Brooklyn baby
Lana del Rey

En el jardín del pequeño palacio ubicado en la capital de Os Alta se encontraba la princesa Elentari, hija de los reyes de Ravka, escondida en la oscuridad deslizándose como si esta fuera parte de ella, caminaba con la esperanza de no ser descubierta por algún miembro del segundo ejército o de los guardias del palacio, ella se dirigía a encontrarse con la persona que aumentaba sus latidos, aquella que con solo su presencia hacia que su día fuera mejor, aunque solo podían verse a escondidas y mantener lo que sea que tuvieran como un secreto.

Ella disfrutaba los cortos, pero buenos momentos que estaba a su lado, y ahí parada en frente de la puerta decidiendo si era buena idea en verlo a esas horas de la noche, pero su corazón le pedía a gritos que entrara que cruzara aquella puerta de madera y lo viera tan solo un momento para estar en paz, llamo a la puerta con aquel toque que solo los dos conocían, dos golpes, silencio y otro más, enseguida se escuchó un adelante, entro cerrando la puerta tras ella.

-Buenas noches General- dijo Elentari con un poco de picardía en su voz. 

Él estaba dándole la espalda observando aquel mapa que tantos dolores de cabeza le causaba, se dio la vuelta para encontrarse con aquella chica de cabello ondulado y dorado como las espigas de trigo al atardecer, aquella con el mar en sus ojos esos ojos que le encantaba ver después de un largo día de trabajo en el pequeño palacio, se perdía constantemente en aquella mirada azulada que le transmitía tranquilidad, amor y deseo, su larga cabellera dorada se encontraba suelta aquella caía con gracia por su pálido rostro y espalda, llevaba una bata larga de ceda, color perla que hacía que su piel blanca como la nieve se viera tan suave, todo de ella le atraía.

-Buenas noches princesa -contesto con aquella voz que tanto le gustaba a ella.

Ella se acercó para tenerlo cerca, el, la envolvió en un cálido abrazo posicionando sus manos en su cintura masajeándola cuidadosamente como si esta se fuera a romper, Elentari se permitió oler su cuello ese aroma que desprendía de él era su favorito sin duda olía jodidamente bien, era un aroma a menta, libros nuevos, aire fresco y un toque de colonia.

-Estoy aquí, ¿Algo paso? – Elentari conocía muy bien a Aleksander o eso quería creer, él tenía esa mirada que algo le preocupaba.

-No... solo quería despedirme- dijo aun sujetando la cintura de la chica como si esta fuera a desaparecer.

- ¿Te vas? - Tenia el ceño fruncido, el no solía salir del palacio a menos que fuera un asunto importante o algo estuviera pasando.

-Mañana tengo que estar a primera hora en el campamento del primer ejército, un barco cruzara la sombra- sintió como Elentari se tensaba al escuchar aquellas palabras

-Todo saldrá bien, no te preocupes estarán a salvo- ella tenía la esperanza de que un día la sombra desapareciera, ya que estaba afectando a su reino tanto emocionalmente como económicamente y quisiera o no ella sería la próxima Reyna y tendrá que hacerse cargo de las responsabilidades de su padre. 

-Quédate esta noche- dijo Aleksander sujetando más fuerte su cintura y empezando a dar pequeños besos en su cuello.

-Me buscaran...- dijo ella, pero las palabras se quedaron atrapadas en su boca al perderse ante su toque.

Aleksander acerco sus labios a los de la rubia dando por terminado el pequeño espacio que los mantenía separados, sus labios se movían al compás con los de ella parecía el último beso aquel beso que darían como si fuera el último que les estuviera permitido dar, mientras sus respiraciones agitadas sonaban como una melodía que se repetía una y otra vez.

Las manos de ella se movían hacia adelante y hacia atrás, masajeando el cuello del pelinegro y bajando hacia los músculos de sus hombros.

El la levanto son un solo movimiento permitiéndole a ella enrollar sus piernas en su cadera, las manos de Aleksander masajeaban los muslos y piernas de Elentari, ella se estremecía ante su toque aquel toque que hacía que todo dentro de ella se encendiera como si cada vez que la tocaba, cada caricia, cada beso le quemara la piel.

El quito la delicada tela de su bata dejándola en el fino y delgado camisón que llevaba como pijama mientas ella lo besaba y pasaba sus manos en el cabello sedoso del azabache jalándolo para profundizar más el beso y tenerlo más cerca si es que eso era posible.

Ella rápidamente quito la parte superior de la pijama del general dejándola ver su tonificado abdomen, mientras el la dirigía hacia la cama dejándola delicadamente debajo de él, los ojos de Elentari se cerraron con la embriagadora sensación de calor que subía y se expandía por todo su cuerpo, sintiendo que el calor se acumulaba hacia abajo, pesado y anhelante entre sus piernas.

En un movimiento rápido ella quedo sobre su regazo, dejando al azabache de espaldas en la cabecera de la cama.

Aleksander lamio sus labios rojizos acercando su cabeza unos centímetros hacia arriba para darle un beso apasionado mientras ella presionaba su caliente entrepierna contra la punta de erección.

Sus ojos azulados, desnuda y arriba de el, con su cabello dorado, ondulado y sus mejillas rosadas por el calor.

-Eres hermosa- dijo perdido en su belleza.

Los besos de kirigan recorrían de forma húmeda el cuello de la rubia, disfrutando de su aroma,chupaba y lamia dejando marcas rojas que durarían varios días.

Observándola el comenzó a penetrarla, arrancando gemidos de su boca, el placer era demasiado, cada estocada, cada caricia, la llevaban a la locura.
Ella se movía arriba de el con fuerza una y otra vez en un ritmo rápido con la necesidad de ser liberada.

Apretando los dientes por el gruñido que salía del pecho de kirigan, ella arqueó la espalda por la placer que le estaba dando su amante.

Con su gemido amortiguado en el hombro del general y con un gruñido ronco de parte de él hecho la cabeza hacia atrás y los dos terminaron fundiéndose como uno solo, ella se estremeció ante su liberación.
-Te quiero- dijo el con su voz entrecortada apenas en un susurro.
-Yo te quiero mas aleksander-
Ella se acostó a su lado mientras el la envolvía con sus fuertes brazos y se perdían en un profundo sueño.

Love in the darkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora