ENTRE CADA MISTERIO, OCULTAMOS LA REALIDAD
Toda la tarde Lindsay no apareció, dejé un par de mensajes en su chat. Tampoco los leyó. No me molesté en llamarla porque ya tenía conocimiento sobre sus actitudes y si ella no me responde un mensaje, menos una llamada.
Me dormí horas después de la medianoche, no frecuentaba desvelarme, pero estaba lo suficientemente aburrida que olvidé que al día siguiente tendría que asistir al Instituto y mi aspecto no sería tan agradable con las enormes ojeras.
—Buen día señorita Katie —me saludó Brenda con una sonrisa amable.
—Brenda... Nunca pierdes la costumbre. Eres como mi abuela —sonreí tomando mi vaso de jugo que me había preparado.
Me ofreció el desayuno, y me senté en la mesa sola —igual que casi todos mis días— comenzando a darle mordiscos a mi sandwich.
—Katie —soltó mi madre entrando a la cocina, mirándome con sus típicas caras de horror al verme— ¿Qué te ha pasado? ¿Estuviste despierta tarde? Ya te he dicho que es malo y que tu horario para dormir es máximo hasta las diez.
Decidí interrumpirla porque no tenía ánimos para escuchar sus reproches:
—Vale, vale sí. Tengo que irme porque ya llego tarde —respondí terminando mi desayuno en dirección a la salida de la cocina pero mi madre me detuvo.
—Oye, espera —comenzó a decir— la madre de Lindsay me llamó anoche preguntando por ella, creí que había venido contigo pero.. —hizo una pausa— ¿No está contigo?
Repentinamente me entró una preocupación por el paradero de Lindsay, me había dicho que estaría con Steven...
—¿Qué? No, ella no está conmigo —logré contestar con la mente revuelta pensando lugares donde podría estar.
Mi madre por su lado, hizo un ademán de poca importancia. Aceptaba que Lindsay fuese mi amiga solo para no crear alboroto, pero sabía que en el fondo nunca le hacía gracia esa idea.
El chofer nos esperaba a mis padres y a mí afuera, hoy iría al Instituto allí. La mayoría de veces, odiaba llegar a la escuela con ellos. Realmente, me sentía como una niña de cinco años incapaz de hacer las cosas por si sola sin atención de sus padres. Es muy agobiante.
—Oh no, ¿qué estoy viendo? ¿Una supermodelo? —dijo Thomas acercándose a mí con la alegría de siempre y el tono burlón.
—Que chistoso eres, deberías ser comediante —le respondí, girando los ojos.
—¿Qué ocurrió contigo? ¿Por quién el desvelo? —empezó a soltar preguntas casi para él mismo que para mí.
—Ahora no puedo ver películas y series a la medianoche —agregué como si fuera lo más normal que hago.
—¿Katie Anderson desvelada? No, no. Esto es el apocalipsis —se burló mirándome fijamente— es enserio, ¿Qué pasó?
—Al parecer Lindsay no durmió en su casa y desde ayer en la tarde no supe más de ella por su salida con Steven —le expliqué.
Me miró incrédulo, con los ojos de par en par.
—¿Qué diablos...? —dijo mirando al vacío y luego alternó su vista hacia mí— Ay no. No, no, no. No me digas que...
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Mi vida, mis reglas ©
Teen Fiction‹‹ "Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas"›› -Mario Benedetti. A Katie Anderson, la vida no le sonreía y para ser sinceros, realmente mucho menos a Lucas. Ambos eran tan distintos, pero a la vez tan parecidos que...