Tener un carro, una buena casa o una linda esposa, hay dos maneras distintas de tener esto. Una es trabajando y esforzándote por ello y otra es mintiendo. Porque, imagine que habla con una persona desconocida al otro lado del mundo a la cual probablemente jamás va a conocer (algo completamente posible con las redes sociales) ¿Qué diferencia hay entre si dice la verdad sobre sus bienes materiales o no? No hay manera de comprobarlo, si bien el extraño podría pedir evidencias y demás, otra mentira podría salvarlo y así sucesivamente hasta lograr convencerlo de su estado. Evidentemente esto no es siempre, solemos tener más relaciones sociales con personas que conocemos físicamente que con las que no, y por ende es más comprobable la mentira sobre la casa y el auto. Pero la mentira no sólo aplica para elevar el estatus social fácilmente, de hecho tiene muchos más, y mejores, fines. Cuando tenía alrededor de 10 años, jugando con mis amigos en la escuela rompí un vidrio de un salón, me llamaron a dirección y dijeron que debía pagarlo. En ese momento estaba completamente asustado, debía pedirle dinero a mis padres para pagarlo pero eso implicaba decirles la verdad sobre lo que pasó, y a su vez eso llevaría a un regaño y un castigo, así que no lo hice. Les conté que habían pedido dinero para el mantenimiento de los abanicos del salón, ellos me creyeron y así logré salir de eso. Entonces la mentira me salvó de esa situación, para ellos el vidrio jamás se rompió, ya que no llegaron a saberlo.
Si se dice que el lenguaje cambia la realidad, entonces también la mentira lo hace al ser una extensión pura del lenguaje. "Si me nombras me niegas" dijo algún filósofo existencialista "...pero al mismo tiempo lo estás creando, lo defines para que exista" Siguiendo con esa idea y utilizando la lógica, entonces la mentira puede crear. Claro que mentir sobre que mido 3 metros no me hará crecer instantáneamente, y probablemente si lo digo tampoco me crean, porque el cambio no es en el mundo físico. Vivimos limitados por las leyes que rigen este universo, nos limita nuestra capacidad de hacer y nos limita nuestra capacidad de querer. Y si el cambio no es en el mundo físico ¿entonces dónde? La mentira como dije antes no cambia el mundo físico, al menos no directamente, pero si tiene un cambio en la perspectiva de los demás. Para el amigo que vive al otro lado del mundo tengo esa casa y para mis padres esos abanicos debían estar bastante desgastados.
Mentimos principalmente por dos motivos, uno para obtener placer y otro para evitar castigos.
Volviendo a los ejemplos anteriores, puede que ese amigo al otro lado del mundo me guste, mucho más que solo un amigo, entonces miento (dejando de lado que tengo una linda esposa). Al mentir, creo una perspectiva, falsa, sí, pero al fin y al cabo una perspectiva sobre mí en ella. Esto podría llevar a tener su cariño, o al menos su atención, se puede traducir en conversaciones largas por la madrugada o palabras bonitas al amanecer. Todo esto causando un placer en mí. O puede que esa persona al otro lado del mundo me caiga mal, entonces miento sobre mi auto, diciendo que es mejor que el de él, utilizando la mentira para rebajarlo y humillarlo (puede ser cruel pero es sorprendente la cantidad de gente que lo hace en Facebook), y entonces esto me genere algo de placer. Ya sea por uno u otro motivo, mentir abre esa puerta rápida hacia lo que queremos, aunque no siempre es la mejor ya veremos más adelante.
Por otro lado también mentimos para evitar castigos, ya sean físicos, mentales o sociales. Cuando mentí sobre mis acciones en la escuela lo hice para evitar un castigo de mis padres (aunque esto no es justificable). Algunos padres pudieron reaccionar de manera violenta y castigarme físicamente por ello (lo cual considero que no está bien), otro pudieron decirme algunas palabras hirientes mentalmente, impedirme salir con mis amigos a jugar o cualquier castigo creativo que se les pueda ocurrir. De esta manera evades las responsabilidades de los actos cometidos y se crea una especie de injusticia moral. Alguien hizo alguna acción que debió ser sancionada pero no recibió dicha sanción al haber mentido. Y esto no sólo queda ahí, ya que, volviendo al ejemplo, pude haber mentido sobre que otro compañero fue el que en realidad rompió ese vidrio, de esta manera alguien si fue sancionado por la acción, solo que no fue la persona que la realizó. Esta injusticia moral es aún mayor que la anterior ya que cae la responsabilidad en alguien que no tenía nada que ver.
Si bien parece que esta última razón para mentir, la de evitar castigos, parece ser más malévola en realidad es otra cara de la misma moneda. Porque no importa el motivo de la mentira sino la mentira en sí. Al mentir tomamos control sobre lo que la otra persona sabe, decidimos que debe y que no debe saber y al hacer eso rebajamos la humanidad del otro.
La mentira siempre está con nosotros, los medios suelen decirnos que las cosas van mejor o peor de lo que en realidad están, algunos maestros mienten para evitar ser vistos como incomentetentes, nuestros padres lo hicieron con Santa (y probablemente con muchas otras cosas más) y nosotros solemos mentir en menor o mayor medida a nuestros conocidos. Y tampoco hay que caer en extremismos, podemos decirle a nuestro padre que no hay nadie en casa solo para que cuando llegue recibirlo con una fiesta sorpresa, pero siendo sinceros pocas veces la finalidad de una mentira es esa. Podemos pensar que mentirle sobre nuestro pésimo estado de salud a nuestra pareja le hará mejor, la mantendrá feliz o al menos alejada de la complicada realidad que es saber que alguien que quieres se encuentra muy mal, pero en algún punto la mentira se vuelve insostenible, una mentira puede traer otra y otra solo para mantener a la mentira principal y esto en algún punto colapsa lo cual causará más daño aún que si solo decimos la verdad al comienzo.
Podemos pensar que como todos, o al menos la mayoría, miente por alguna u otra razón estamos en libertad de hacer lo mismo ¿si ellos lo hacen por qué yo no? Pero en realidad eso es bastante inmaduro y egoísta. Cuando quieres a alguien no lo quieres únicamente para que el te quiera, aunque un sentimiento así cuando es recíproco es mejor. Esto no implica que no puedas dejar de quererlo. Lo que quiero decir es que el amor como tal es un fin, el amor que sientes hacia otro es el final del camino y no es el medio por el cual el otro te dará su amor. Te quiero porque te quiero, no para que me quieras. Lo mismo pasa con la sinceridad. Soy sincero porque al serlo te doy la humanidad que te mereces y no para que seas sincero conmigo. Condicionar la sinceridad solo hace que sea frágil e irreal. Y podemos pensar que esto es tonto, ¿por qué deberíamos ser sinceros sino para que el otro lo sea con nosotros? Pero si la sinceridad de otro depende de la mía y a su vez la mía depende de la de él se vuelve una estructura tambaleante que con cualquier viento se vendrá abajo. En cambio pensemos en la sinceridad incondicional al otro, si ambos tenemos esa idea la estructura se vuelve sólida, e incluso puede crecer aún más. Y si piensas que esto no siempre es así, porque realmente no siempre es así, piensa que es mejor tener a un mentiroso en la sociedad que a dos.