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ღ nota: este fanfic fue escrito por @SilvinLewis, agradecemos de antemano su trabajo y estamos satisfechos con el resultado. ¡Disfruten!
Antes de leer debes saber que Geten ha regresado de Corea por un fin de semana. Como siempre, terminan de cenar en casa de Shiga y Touya lo lleva a su depa. Ehe.
El aire se había vuelto caliente. Era un calor que Touya podía soportar claramente, pero de alguna forma, cuando siempre se trataba de Geten, nunca podía dominarlo.
Sabía que esto pasaría. Había sido inevitable desde que él comenzó con la pregunta. Cuando Geten se enfureció con él por fumar en el auto y enseguida se sintió tan excitado y luego él lo había notado, sonriéndole de lado y luego desabrochando el cinturón para llegar donde él.
Geten había estado besándolo, como si en verdad lo hubiese extrañado, y él lo esperaría, porque también lo había hecho.
Porque aunque luego de que Geten se fuese tuvo una novia, no era lo mismo. Con Geten había algo diferente. Había una naturalidad en su dinámica. Había una pasión que se desbordaba cada vez que estaban siquiera en la misma habitación.
Touya lo tomó de la nuca mientras profundizaba el beso, jugando con los mechones que habían salido de su trenza en su cuello. Geten sonrió entre el beso, su lengua jugando con el piercing que Touya tenía en la suya.
—Te hacía falta esto ¿no? —susurró el albino.
—Ni te lo imaginas —respondió. Geten volvió a sonreír y Touya sintió su mano sobre su pantalón. Acariciando ahí donde comenzaba a tener una notable erección.
—Oh, créeme que me lo imagino —la mano lo acarició y soltó el botón del jean. En pocos segundos, había una mano aprisionando su dura erección. Geten lo miró y luego miró el pene duro. Se acomodó un poco para atrás y bajó enseguida para sumergirlo en su boca.
Touya soltó un gemido. Tanto tiempo sin sentir la boca tibia de Geten en él, pero aún recordaba la sensación. Aún tenía memorizado la forma en que el chico jugaba con el piercing. La forma en que aquella lengua se deslizaba y la forma en que la garganta se apretaba.
—Maldita sea —gimió tomando a Geten del hombro y haciendo que se levantara. Cómo lo sospechó, había una mirada de autosuficiencia en Geten, sabiendo que había logrado provocarlo—. Vamos a follar —le dijo metiéndose, aún duro, en sus pantalones.
—Sí. Subamos —propuso Geten señalando el edificio donde ellos estaban estacionados.
—No, aquí —respondió Touya quitándose el cinturón.
—¿Qué? ¿Estás loco? —cuestionó Geten cuando Touya se pasó a la parte trasera del auto y dobló la silla del piloto hacia adelante para tener más espacio.
