Vigésimo Segundo Recuerdo
Empezó a toser inevitablemente, al sentir que el polvo y el humo combinados envolviendo el aire que respiraba, inundaron sus pulmones. Abrió los ojos lentamente para ver sobre el hombro del ruso que le cubría, mirando a su alrededor y topándose con una escena aterradora. Aquel pequeño barrio ubicado en la orilla del mar se estaba convirtiendo en cenizas lentamente, por las altas llamas rojas que danzaban incontrolablemente sobre cualquier superficie, y cubriéndose del humo negro.
— ¿Volkov?
El peso del cuerpo del ruso le estaba imposibilitando respirar bien, por lo que intentó moverlo sin lograr mucho.
— ¿Volkov? — llamó de nuevo moviendo ligeramente su cuerpo sin obtener respuesta.
Se asustó, por lo que reunió todas las fuerzas que le quedaban y se impulsó hacia adelante con ayuda de sus piernas, para girar sobre el piso con el ruso encima de él, quedando en posiciones inversas. Ahora él se encontraba sentado en el regazo del comisario, pero en ese momento fue lo último que le importó, al darse cuenta de que Volkov estaba inconsciente con una gran brecha en su cabeza brotando sangre y de sus oídos salía un pequeño hilo de la misma, alterando al moreno que rápidamente se acercó a su rostro y llevó su mano a la yugular. Soltó el aire que había retenido cuando sintió la suave respiración del comisario sobre sus labios y el pulso estable bajo sus dedos. Se retiró lentamente de su regazo para inspeccionar su cuerpo en busca de otras heridas.
Iba recuperando su sentido del oído cuando escucho unos pasos pesados caminar hacia él. Tomó rápidamente la pistola de su muslo derecho y apuntó hacia donde escuchaba aquel ruido, temblando del miedo, temiendo de que le hicieran algo a Volkov estando inconsciente y él indispuesto. Comenzó a ver siluetas atravesar el espeso humo por lo que le quitó el seguro a su arma e intentó concentrarse lo mejor posible.
Tres sujetos armados con AK-47 en manos y completamente impolutos salieron de la capa de humo, apuntando rápidamente al federal en el suelo que se encontraba cubriendo al comisario de la LSPD. El moreno sabía que su pistola no tenía oportunidad contra aquellas armas, por lo que rezando internamente para que los sujetos se apiadaran de él y el ruso, levanto sus manos en señal de paz. Escuchó una risa grave y algo burlona detrás de la cortina de humo acompañada de unos pasos y después aquel sujeto con la vestimenta de mimo apareciendo apoyado en otro sujeto de traje y apretándose el abdomen que brotaba sangre sin poder contenerlo, con su mano que sostenía una hermosa flor roja que escurría la misma sangre.
El mimo estiró su mano temblorosa que cubría la herida de su abdomen hacia él, acercándole la flor, el federal la tomó con miedo y confuso, viendo que el sujeto extraño no le decía nada y no borraba esa sonrisa aterradora de su rostro con pequeños hilos de sangre saliendo de ella. Un sujeto se colocó detrás de él y antes de que pudiera decir algo, el golpe con el arma en su nuca lo sumergió a un sueño profundo dejándolo sobre el cuerpo del ruso.
— Deberías decirle.
— ¿El qué?
— Pues que aun te gusta — se encogió de hombros.
— ¿Tú crees? ¿Crees que me rechace de nuevo? — murmuró bajito avergonzado perdiéndose en sus pensamientos, pero la risa de su acompañante lo sacó de ello.
— Pero que dices H, ese ruso está coladísimo por ti — contestó entre risas.
Formó una pequeña sonrisa en su rostro mientras sentía sus mejillas calentarse y pequeñas mariposas revoloteando en su estómago.
— Nos besamos — soltó, el hombre a su lado abrió los ojos sorprendido.
— ¿Follaron?
— ¿Qué? — se sonrojó intensamente frente a la sonrisa burlona del otro — ¡N-No nosotros solo nos be-besamos!
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〖 Don't say it again 〗- VOLKACIO
Roman d'amourVolkov vuelve de las Bahamas con la intención de regresar a trabajar. Horacio, es citado por el Jefe de la LSPD, sin saber que se iba a encontrar con el hombre que tuvo un trágico destino y del cual se sentía culpable. ⚠ Posible escenas +18 ⚠ Romanc...