Capítulo 4

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Ethan

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Ethan

A la mañana siguiente suena el despertador, me aseo y me pongo el uniforme, cojo la mochila y llamo a mi hermana, en el tiempo que ella comienza a arreglarse bajo a preparar el desayuno, le dejo una nota a mi querida y dormilona hermana de que la abandonaría de nuevo por ser tan remolona y que en el garaje estaba la bicicleta y salgo para la escuela. Al llegar algunas personas del equipo de futbol me saludan y escucho a la gente hablando sobre un artículo en el periódico, parece que se comenzaron a regar chismes de alguien o seria de algún nuevo evento que realizaran en la escuela, veo a Mateo en una esquina cerca de mi taquilla y me dirijo hacia él, tiene cara de pocos amigos y cuando llego me enseña el periódico, es un artículo sobre mí, ósea, el chico de la radio que decía:

Debido al nuevo cambio de locutor de radio se ha visto un aumento considerable de la audiencia. Lo más posible es que el 90% de estudiantes la escuchen. Pero todos se preguntan quién estará detrás de nuestro cupido o chico de la radio como él se hace llamar. Es el gran misterio para todos los que están en busca de su rostro. De hecho, el lugar para dejar las cartas es un casillero desocupado que solo se utiliza para eso por lo que nadie sabe ni siquiera una pista de este misterioso chico. Soy una de las que busca ponerle un rostro a esa voz melodiosa que escuchamos a diario, pero me es imposible. Esta escuela está llena de chicos que podían ser candidatos para ese puesto. Creo que le chico de la radio debería de dar la cara y dejar de ocultarse bajo ese nombre.

Tome el periódico en las manos y camine hacia la cabina de radio, daría mi programa de radio, pero le daría una sorpresa a esa editora.

—Buenos días estudiantes de la mejor escuela del país, espero hayan tenido una excelente noche y que su día sea exactamente igual, antes de comenzar con sus notas los dejo con una canción, esta se llama Bad Liar de Imagine Dragons, disfrútenla.

Comienza a sonar la melodía de la canción y yo selecciono las notas que voy a leer, tengo la mente en la editora de ese artículo sobre mí, la verdad es que no me oculto por nada malo, sino porque no me gustaría tener más amistades falsas, prefiero quedarme con las pocas que tengo. Termina la canción, me coloco los audífonos, leo algunas notas y cartas, es emocionante ver como aún queda algún romántico por ahí, pensé que ya esta generación estaba seca y carente de sentimientos, la verdad es que hay cartas con gran potencial.

Bueno antes de terminar quisiera decirle algo a una personita que está muy interesada en mi personalidad:

Señorita del periódico estudiantil si quiere saber quién soy tendrá que averiguarlo por sus propios medios.

Suelto el micrófono y salgo de la cabina con una sonrisa de suficiencia en el rostro, camino por los pasillos y suena mi teléfono, es la alarma que me recuerda que tengo trabajo en la cafetería.

Mi horario de clases transcurrió algo normal, clases de matemáticas con cálculos infinitos, experimentos absurdos en biología, y una de las clases que más me gustan literatura, hoy comenzamos hablando de la literatura clásica entre las cuales se encontraba los dos poemas épicos de Homero, la Ilíada y la Odisea en los cuales se narra la guerra de Toya usando parte de los mitos de la época arcaica y forjando epítetos y fórmulas que devendrán clásicos. También hablamos de la poesía lírica, la dramática en la cual se encuentra la tragedia y la comedia.

Ya pasado el horario de clases tomo mi mochila y camino hacia la cafetería, es casi en el centro de la ciudad, es un lugar pintoresco y de mucha tranquilidad puesto que es muy diferente al resto, pues consta con una librería, tiene enormes estantes para que las personas puedan escoger sus géneros favoritos y disfrutar a la vez de deliciosos jugos.

Al entrar suena la campanilla anunciando la llegada de nuevos clientes, mi compañero de trabajo Estefan levanta la mirada de lo que estaba haciendo para saludarme y continua con las órdenes del día. Estefan es un amigo que conocí días después de comenzar a trabajar pues nos asignar turnos juntos, es un chico algo tímido, tiene el cabello rojizo, mide 1.75, ama los videojuegos y el anime, saca las mejores calificaciones de su año, en fin, un alumno estrella.

Dejo mis cosas en mi taquilla y me pongo el uniforme de la cafetería, que no es más que un pantalón negro y una camisa blanca, tomo la libreta de las ordenes y salgo a ayudar a mi compañero, la cafetería estaba casi llena, había personas de todas las edades leyendo o simplemente disfrutando de un buen café.

Llego a una mesa en la cual estaba una chica leyendo con los audífonos puestos, la saludo, pero esta no parece percatarse de mi presencia, le toco el hombro y esta responde un poco asustada.

—Perdón si te asuste, no era mi intención— me disculpo con ella al ver como reacciono.

—No pasa nada, solo estaba entretenida en lo que estaba leyendo y no me di cuenta que alguien estaba a mi lado.

—Que deseas ordenar—le pregunto

—Un batido de chocolate por favor.

Tomo su orden y me despido no sin antes mirar el libro que se encontraba leyendo, era un libro de poemas de Gustavo Adolfo Becker, un gran poeta y una buena decisión para disfrutar de un buen poema.

Preparo las ordenes que tenía encargadas y ayudo un poco a Esteban con sus órdenes, la reparto y luego me toca cerrar la cafetería.

Cuando se habían ido todos los clientes comencé a recoger las mesas y los vasos que quedaba regados y justo en la mesa donde estaba la chica anteriormente sentada se encontraba un libro solitario, deje lo que estaba haciendo y me senté a leer un poco, mi poema favorito de este libro era Amor eterno y allí dejaría una nota para esta chica despistada.

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Espero les guste y le den un poquito de amor...

Hey, Chico de los AudífonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora