La lluvia amenazaba con comenzar a caer en cualquier momento.
Arriba en aquella ladera y a la orilla de un barranco, un enfrentamiento estaba por suceder.
El ambiente era más que tenso.
Ambos hombres sostenían una espada en sus manos y estaban dispuestos a terminar con la vida del otro.
Sus miradas se clavaban en los ojos del opuesto y se aniquilaban con solo mirarse entre sí.— ¿Porqué tan solo, faraón?— se burló aquel chico albino de tez canela.— ¿Dónde quedó aquel chico que tanto llenaba de amor?
— Eso a tí no te importa— habló con una voz amenazante.
— ¿No me diga que su amor ya se acabó?... Parece que al fin descubrió la mísera rata que tenía a su lado... Sus alteza.
— Me estás colmando la paciencia Akefia.— apretó más el agarre a su espada.
— Tranquilo su majestad. Que no le afecte el hecho de que su lindo compañero de vida lo haya usado todo este tiempo...
En ese instante Atem avanzó hacia él y le acertó un golpe con la espada, sin embargo Akefia logró esquivar y contra atacar.
La pelea era intensa, ambos querían muerto al opuesto y no se detendrían hasta lograrlo.
En un punto de la pelea, quedaron a un metro de distancia tomando algo de aliento pero acechando a la vez.— Veo que la tradición de su esposo si lo afectó... Faraón...
— ¡Eso es mentira!— habló cierto morenito tricolor que había llegado corriendo hacia el lugar donde aquellos dos iniciarían una batalla a muerte en cualquier momento— ¡Yo amo a Atem, y cada cosa que he dicho o sentido a sido con total sinceridad!
— Jajajajaja— rió Akefia.— Eso ni siquiera el faraón se lo cree. Ya deja de fingir querido Heba. Acepta de una vez que tú y yo trabajamos juntos.
— ¡No aceptaré algo que es mentira!
— ¡Heba!— lo miró con ira— Largo de aquí.— eso se sintió como una punzada en el corazón. Pero Heba no iba a permitir que Akefia continuará sembrando la duda en su amado esposo.
La pelea entre Atem y Akefia prosiguió con violencia.
Ambos estaban cubiertos de sangre del otro, pues era inevitable que al menos en una ocasión, la espada de uno haya logrado hacer alguno que otro corte en el otro.
Finalmente, Atem logró darle un golpe con la espada a Akefia en su costado, haciéndole un corte lo suficientemente profundo como para dejarlo inmóvil e inconveniente en el suelo.— Atem...— corrió hacia él para revisar su estado pero este sólo lo alejó— ¿Realmente crees que sería capaz de conspirar contra tí?... ¿Contra mi propio esposo?...
— Fuiste tú quien me entregó el cáliz con el veneno ¿o no? ... Veneno que debió matarme para que Akefia tomara el trono.
— ¡Yo no sabía que tú copa estaba envenenada! ¡Te juro por Ra que te digo la verdad!— gritó con lágrimas en los ojos.
— ¡Cállate!... No quiero oír más de tus mentiras... Está noche, tú y tu querido cómplice pagarán con su vida la traición a su faraón.
— Pero yo no te traicioné. Akefia miente, te juro que él miente.
— Las pruebas dicen lo contrario.
— Atem...
— Heba... Realmente no quiero saber nada de ti. Ni siquiera mereces ser un sacrificio para los dioses en palacio. Por ello... Pasaras tus últimos días alejado de mi.
¡Te irás lo antes posible para nunca volverte a ver!— No... Si realmente no me quieres cerca... ¡Prefiero morir aquí y ahora!.
— Mala suerte para tí. Porque yo no me mancho las manos con sangre traidora— expresó con irá y dolor mientras guardaba su espada en su funda y avanzaba hacia el borde del barranco mirando su reino a lo lejos e intentando calmarse para poder regresar a palacio.
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Te voy a encontrar
FanfictionHace más de 5000 años, un faraón fue maldecido por los dioses con el don de la inmortalidad. Esto a causa que el faraón no cumplió su promesa hacia su amado tricolor. Ahora, para romper esa maldición y al fin descansar en paz, el antiguo faraón debe...