Capítulo 7

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Narra Cristina:


Ya habían pasado dos meses desde aquel fatídico día de septiembre, y aún no me había hablado con Colt, ya que me daba vergüenza que pensase que yo había matado a su hermanastro Frozen, además, no quería meterme en líos. 


En esos momentos me encontraba en mi cama, junto con Lorena, y estábamos escuchando una canción de Sia que nos gustaba cantar cuando íbamos en el coche por las calles de Andross con nuestro amigo Manu, que en paz descanse.


Jamás lo superaré.


Lorena y yo estábamos más unidas desde que Manuel se fue..


Para siempre.


Tengo que dejar de pensar así, en serio.


En fin, que estábamos más unidas para intentar rellenar el vacío que la pérdida de Manuel nos había dejado en el corazón.


Íbamos juntas al baño, a casa, a comer, a clase...

Por cierto...


- ¡Lorena! _ apagué la música, está gesticuló molesta como respuesta. ¡Qué llegamos tarde a clases!


Desde.., bueno, ya me estoy repitiendo. Llevábamos llegando a clases tarde o fuera de tiempo u horario, durante los últimos dos meses. Una falta más y sin duda nos expulsarían, y nuestros progenitores no serían capaces de soportar eso, además..., no tenemos excusa.


Salvo la muerte de tu mejor amigo que viste con tus propios ojos y no le puedes contar a nadie.


Mi conciencia me solía jugar malas pasadas y me empezaba a hartar, oía voces por mi cabeza...

¿Eso es normal?

Respondo yo, no.


Rápidamente, mientras los pensamientos corrían por mi cabeza sin cesar y a duras penas, para evitar llorar, me concentraba en correr por mi vida.

Agarré unos jeans rotos, una camiseta tye dye que no me tapaba el obligo, y que dejaba a la vista mi piercing y unas converse de color blanco que guardaba con mucho aprecio en mi armario.


Hola Cristina, soy tu instinto, y te digo que hoy es el peor día para ir así vestida.


Lo sabía, pero no tenía más tiempo. Mi instinto con la ropa nunca fallaba, hoy iba a llover a mares.


En un par de minutos, Lorena y yo estábamos subidas en su motocicleta y nos pusimos unos cascos por seguridad y para no despeinarnos, pero la más importante es la primera, claro.


Tu madre te tiene prohibido ir en moto.


Lo sé, estúpida conciencia, pero no tengo otra opción. En menos de lo que cantaba  un gallo me encontraba en la puerta de la preparatoria y nada más entrar en clase sonó el timbre. Ahora mismo tocaba biología, una de mis asignaturas favoritas, ya que me encantaba la profesora Natalia y siempre sacaba buenas notas en la asignatura, se me daba muy bien.


- ¡A ver! _ dijo en alto la maestra silenciando a la clase. Hoy en clase vamos a trabajar el tejido de una planta, y la más indicada para este trabajo, es la cebolla _ la maestra explicó. También necesitaréis microscopios, y como no hay de sobra, os pondréis por parejas _ continuó esta, Lorena y yo ya nos estábamos mirando cuando la profesora dijo. Yo hago las parejas _ nos decepcionamos. Las parejas serán las siguientes _ anunció. ¡Sara y Marcos! ¡Lourdes e Iván! ¡Lorena y Pedro!, ¡Luis y Ángela! y ¡Colt y Cristina! _ sentenció la maestra.


Hizo las peores parejas posibles, en cuanto a Lorena, que iba con Pedro, tuvo el problema de que Pedro estaba enamorado de Lorena desde que llegó al colegio hace un par de años Lorena siempre lo evitaba.

En cuanto a mi, es evidente.


Me matará, ¿Sabrá lo de Manu?, fue en su casa claro, ¿Estará enfadado?


Dudas empezaban a rondar por mi cabeza y no sentía ni las piernas, ni la cabeza ni el corazón.


- H-hola _ dije tímidamente.

- Buenos días _ contestó el alegremente para mi sorpresa.

- ¿No estás enfadado? _ pregunté.

- ¿Por qué iba a estarlo? _ dijo él.

- No, no lo entiendo _ dije dudando.

- ¿No entiendes el microscopio? _ preguntó, yo no podía ni articular palabra. Mira, coges esta lente, le das al foco, y colocas la cebolla _ este agarró mi pequeña mano en comparación con la suya encima del microscopio y se sentó detrás mía, podía respirarse su aliento característico olor a menta, su abdomen estaba presionado contra mi espalda y su barbilla apoyada en mi hombro.

Estaba completamente ruborizada, y este debió notarlo porque en su boca nació una media sonrisa muy sexy y con las yemas de sus dedos empezó a acariciar mi lóbulo de la oreja.


- Tenemos que hablar _ pronunció casi susurrando para aumentar la tensión.


En ese momento el cogió un sobre de kétchup y lo apretó en nuestras manos, de tal manera que parecía que había matado a alguien, él me sonrió maliciosamente.


- Profesora Natalia _ dijo Colt. ¿Podemos ir a lavarnos las manos? _ me señaló. No querríamos manchar ningún instrumento científico. _ añadió.


La profesora asintió mientras que Colt me agarraba de las muñecas y me desplazaba al baño, espero que para hablar. En ese momento abrí el grifo del baño y dejé el agua caer, mientras pompas de jabón se llevaban las manchas de aquella sustancia roja de mis manos.


- No tan rápido acosadora _ dijo este en su primer ataque de bipolaridad..., la que me esperaba.


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Nota del autor:

Esperemos que nada malo ocurra en ese baño. ¿O no?...

Esta historia empieza a volverse cada vez más turbia.

¿Qué pasará en el siguiente capítulo?

Gracias por estar ahí.




Perdida en él | Primera Parte ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora