Estaba enojado, muy enojado, tan enojado como nunca hubiera estado en su vida, y había muy pocas cosas en el mundo que pudieran enojar al calmado y amable Makoto Tachibana, y dentro de esas pocas cosas se habían atrevido a tocar la cúspide, esa cosa que no debía ser tocada nunca por ningún ser humano si tenía al menos la mínima intención de llegar a la vejez.
Maldito—y entre susurros inentendibles repletos de una furia palpable se encontraba el sensual capitán del equipo de natación de la preparatoria iwatobi mientras arrastra de la mano al pobre vice capitán de dicho equipo por las calles hacia la academia samezuka, Haruka notablemente indiferente observaba las personas a su alrededor que les veían con notable miedo, pero bueno les entendía un poco, no todos los días vez a un chico con casi un metro noventa de altura con una cara de asesino en serie tan notoria, el pelinegro podría asegurar que su existencia era invisible debido a la notable aura de cólera de su castaño ¿debería aprovechar y asaltar esa pescadería que pasaron hace un momento?
Pero, ¿Cómo es que el pacifico muchacho llego a esos extremos? Es sencillo, todo inicio con una bonita mañana de lunes con los integrantes del club de natación tranquilamente almorzando hasta que las palabras dichas por Nanase sellaron el destino con notables tintes violentos de esa tarde.
Haru, ¿Qué has dicho?—la imperturbable calma de Makoto siendo crispada, una de su ceja moviéndose con violencia mientras su sonrisa cálida era lanzada muy lejos, su ira siendo tan notoriamente palpable que hasta el despreocupado Nagisa prefirió meter un pan en su boca y mirar al horizonte en gesto ausente.
Me amenazo, Sousuke me amenazo—fueron las secas palabras del pelinegro que tranquilo comía sin mirarle, demasiado concentrado en los perfectos pedacitos de caballa del almuerzo hecho por la señora Tachibana, sin saber que si solo hubiera mirado al castaño y a sus notables tics faciales hubiera podido prevenir los hechos que sucederían esa misma tarde, pero no lo hizo, los finos cuadros de caballa le hipnotizaban hasta puntos insanos—pero no le des importancia.
Y ese fue la gota que derramo el vaso, ¿¡Qué no le diera importancia!? ¡Sousuke le había amenazado! ¡A su precioso delfín!, pero antes de que tomara los palillos más cercanos y corriera a la escuela de rin a apuñalar a yamazaki el sonido redentor de almas llego, el timbre.
Y al recordar que tenían un examen importante sus ideas asesinas fueron sustituidas momentáneamente por la necesidad de llegar a su salón de clases.
Oh pero no lo olvido por mucho, así que una vez fuera de la escuela y despidiéndose de unos bastante callados Nagisa y Rei –quienes por instinto de supervivencia no se habían atrevido a abrir la boca para nada- tomo la mano de su novio para emprender su viaje –con motivos no homicidas claro—a la escuela rival, la azul mirada fija en el rostro del castaño, Makoto normalmente no era tan impulsivo y mucho menos tan histérico por razones que no incluyeran un ser de ultratumba.
Makoto—y no aguantando más la constante duda, las piernas del nadador mayor parando de golpe así causando el inminente alto de su castaño.
—se va a disculpar.
Y como si un balde de agua fría callera sobre su cabeza –oh sensual agua—comprendió todo rápidamente, todo era por ese estúpido asunto de la amenaza.
No tienes que hacerlo—Un monótono silencio y el sonido de un auto sobre la acera lateral siendo el único acompañante de sus palabras.
¡Tengo que hacerlo haru!—y en un rápido movimiento que saco todo el oxígeno de los pulmones del pelinegro este se encontraba ya entre los brazos que bien conocía, la cabeza castaña restregándose con cariño contra el fino hombro contrario—tengo que hacer esto haru, déjame hacerlo.
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Cuando Makoto se entere
FanficMakoto nunca había estado tan enojado en su vida, pero no es para menos ¡se había atrevido a amenazar a Haru! (MakoHaru y Leve RinTori)