Hermione entró en el baño, de forma tan precipitada que Sophie, quien se estaba lavando los dientes en ese momento, dejó caer el cepillo del susto que se llevó. La bruja, con un toque de varita rápido, evitó que el cepillo de su amiga rozara el suelo y se lo devolvió a Sophie, que le miraba aún como quien ha visto a un fantasma.
-¡Vamos, Sophie! No puedes llegar tarde a las pruebas - dijo, sonriéndole al reflejo en el espejo de la joven bruja.
Llevaba dos semanas preparándose, junto a Ron, para este día. Realmente quería hacerlo bien. Había deseado entrar en el equipo de quidditch desde los siete años y siempre había sido realmente buena, nadie lo podía dudar. Pero siempre había carecido de algo muy importante para entrar en cualquier equipo o presentarse a las pruebas siquiera: confianza en sí misma y confianza en los demás.
Pero todo eso había cambiado. Ahora tenía el apoyo de Hermione, Ginny, Ron, Luna... Pero, sobretodo, tenía el apoyo de Harry.
-Tranquila, Hermione - dijo, ladeando la cabeza y sonriendole de forma tranquilizadora -. Me voy a poner el equipaje y bajo a desayunar algo.
Hace dos semanas, después del enfrentamiento con Draco en la torre, se encontró a Harry de camino a la sala común. El chico, que la había visto tan malhumorada, no quiso que se fuera sola, así que le propuse ir a montar con la escoba al campo de quidditch.
Al final, empezaron a jugar con los quaffles, Sophie lanzando y Harry intentando evitar que entraran por el aro. Pero Sophie las había metido todas, sin fallar una. Y, aunque Harry no era guardián, Sophie había demostrado ser una jugadora excelente. Después, mientras tomaban un zumo de calabaza y descansaban, a Harry se le había ocurrido la idea de que Sophie se presentara a las pruebas para entrar en el equipo.
Y ahí estaba ahora, animada por el mismísimo capitán a intentar formar parte del equipo de Gryffindor.
Después de terminar de vestirse, Sophie se dirigió al comedor, acompañada por Katie Bell, que no paraba de darle consejos para las pruebas, los cuales Sophie aceptó y escuchó encantada. Katie, después de haberla visto entrenar, no paraba de repetirle que pasaría las pruebas con éxito.
Sophie le sonreía, sin parar de escuchar a la jugadora. Su amistad con los Gryffindor cada vez crecía más, pero cuanto más aumentaba ésta, peor le trataba Malfoy.
En las dos últimas semanas había tenido que aguantar que el Slytherin le insultara, le empujara por los pasillos al pasar y le boicoteara en clase. Sophie había aguantado todo con mucha paciencia, pero estaba comenzando a cansarse de la inmadurez del chico.
Al pensar en él, no pudo evitar apretar las manos en puños. En ese instante, como por arte de magia, lo encontró apoyado en la puerta del comedor, comiendo una manzana verde, casualmente su fruta favorita. Entonces, le dirigió a Sophie una mirada, después de escudriñar a su alrededor, como si buscara la compañía de la chica. Y pareció darse cuenta de que estaba sola, porque volvió a dirigir sus ojos hacia ella, mirándola fijamente, con esos ojos grises tan fríos. Pero Sophie no le bajó la mirada y pasó por su lado, manteniendo los ojos verdes fijos en él, brillando y desafiándole con la mirada.
Pero, al parecer, Malfoy no tenía ganas de discutir, pues, relajando los hombros, salió en dirección a las escaleras.
Sophie le siguió con la mirada unos instantes y después continuó con su camino, no sin antes preguntarse por el extraño comportamiento de él. Al llegar a su mesa, se sentó al lado de Harry, que le dedicó una cálida sonrisa.
- Bonita escoba - dijoHarry, mirando el nuevo artefacto de Sophie.
- Mi hermano me la mandó ayer desde España. Dice que allí es lo último. Es su forma de desearme suerte hoy - se encogió de hombros.
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La historia de la serpiente y la leona
FanficUna historia de amor, donde todo se mezcla con el futuro del mundo mágico. Sophie Slumber Una Gryffindor que siempre ha pasado desapercibida. Hasta que le salva la vida a Harry Potter, el famoso mago. Desde entonces, su vida cambia, convirtiéndose e...