Día soleado

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Cuando miré el cielo nublado supe enseguida que estaba muriendo.

No era metáfora.

Mi cuerpo estaba fallando.

Ya no corría como antes.

No respiraba como antes.

El pecho se me hacía nudo y el estómago lo tenía retorcido.

¿Los que estaban muriendo sabían lo que yo sé ahora?

No iba a contarle a nadie, no quería lástima ni que se echaran la culpa entre ellos.

No puedo dejar una carta porque eso los destruiría así que si no supero esto, si no puedo cambiar de piel como las serpientes espero que este libro llegue a las manos de ellos.

Sólo espero que el día esté soleado cuando me vaya, porque si es una lluvia la que me despide no creo poder aguantar un adiós.

Lamento no haber comido más.
Debí pedir ayuda.

Mujer HuracánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora