3.- 𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒𝚘́𝚗 𝚋𝚊𝚓𝚘 𝚎𝚜𝚝𝚛𝚎́𝚜

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Au: Ninguno.
Apariencia: Karmaland.

Le molestaba que sus amigos fueran tan molestos, ¿Cuál era la necesidad de insistir en que ellos y Rubén hacían buena pareja?

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Le molestaba que sus amigos fueran tan molestos, ¿Cuál era la necesidad de insistir en que ellos y Rubén hacían buena pareja?

Que si, le gustaba el híbrido, pero aún así el sabía que el más alto no sentía nada por él, así que el que sus amigos insistieron con ello solo lo hacía sentir miserable.

Y esta vez no era la excepción, todos habían quedado en ir a comer un helado... Justo ahora se arrepentía.

—¡Ya confiesen!— se escuchó la voz de Lolito —¡Ustedes dos se gustan!— sonrió burlón haciendo que el azabache bufara, iba a contestar, pero cierto castaño le ganó.

—¡Que no! ¡Dejen de insistir con eso! Sam y yo solo somos amigos, ¡Amigos!— miro molesto al pelirrojo.

Lo malo es que no había visto el rostro de Sam, este solo hacia una mueca cuando el híbrido intervenía en eso y más cuando recalcaba que solo eran amigos, pero no podía culparlo.

Él no era delicado, lindo, tierno, con un bonito cuerpo... No como Nieves, ella era prácticamente perfecta para Rubén, y lo sabía.

Lo comprendió cuando los vió paseando por el pueblo bastante juntos, riendo, se veían a gusto al lado del otro.

No cuando Rubén estaba con él, siempre se veía molesto o frustrado junto a él, lo normal cuando siempre lo regañaba.

¿Pero que más podía hacer? El actuaba así cuando estaba nervioso, y siempre estaba nervioso con el noruego cerca.

—Chicos, no me siento bien... Creo que regresaré a mi casa, pueden seguir sin mi, los veo luego— hablo bastante rápido y con la mirada baja, sin esperar contestación de alguien salió prácticamente corriendo del lugar hacia su hogar.

El oso lo noto, quería ir con él pero sus nervios lo detenían, al igual que lo que sea que sus amigos fueran a decir.

—... ¿Que estás esperando? ¡Ve tras triple siete puerco!— alentó Auron cuando el mencionado ya estuvo un poco alejado, haciendo que los demás asintieran.

Si, todos sabían que al híbrido le gustaba Samuel.

Y si, siempre le decían que debía confesarse antes de que la regara.

Y por supuesto que si, Rubén nunca hace caso por más que le digan las cosas.

Hasta ahora.

No espero más palabras y salió corriendo tras el azabache.

Logro verlo a lo lejos y aumento su velocidad pero se detuvo de golpe cuando escucho sus sollozos una vez estuvo a unos metros de él.

Samuel... Estaba llorando.

Pero... ¿Por qué?

—Sam...— hablo con voz suave, el mencionado se giro con prisa y al ver quién era se limpio las lágrimas con prisa y nervioso.

—Rubén... ¿Que haces aquí? Creí que seguirías con los demás— su voz sonaba entrecortada y algo ronca, lo normal de haber llorado.

El híbrido no pudo soportar y se acercó al más bajo para abrazarlo pegandolo a su pecho, Samuel se quedó un rato en shock pero despacio empezó a corresponder al abrazo y en un impulso de determinación se paró de puntas besando los labios contrarios.

Un beso que decía más que palabras.

Un beso que los unía más.

Un beso que fue una confesión bajo estrés.

Aunque el que se confesó no creía que lo haría nunca.

Y no creía que esa confesión sería aceptada y correspondida.

Y no creía que esa confesión sería aceptada y correspondida

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Palabras: 543.

No me gustó, pero no sé me ocurrió otra cosa pidoperdón.

#Rubegetta Month 2021 (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora