Matrimonio

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Era casi impensable tener una vida normal luego del retumbar, nadie iba a ponerse a encontrar un lugar seguro para vivir y hacer un plan para el resto de sus días en la Tierra. Además, éramos embajadores de la paz, el principal organismo de las naciones unidas para establecer tratados y acuerdos entre los países que sobrevivieron al día D.

Pero nadie iba a pensar que nosotros, los traidores de la isla íbamos a tener esa posibilidad luego de cinco años.

Los viajes seguían, algunos eran con todo el grupo, otros eran en parejas, otros solo eran reuniones o correspondencia que llegaba a los edificios gubernamentales. Estas reuniones nos dieron la posibilidad de decidir dónde vivir, donde establecer un hogar y comenzar a formar una familia con la persona que compartías cosas en común y encontrabas atractiva. Pero eso era muy simple, en especial cuando se trataba de lo que yo tenía junto a Annie.

Al principio, cuando todo se decidió en que yo iba hacer el vocero de las reuniones junto con Jean, jamás pensé que Annie iba a apoyarnos y unirse al grupo de comisionarios por la paz.

"-Quiero participar, no tengo el derecho por todas las personas que maté... Pero quiero trabajar para el futuro de este mundo, por lo menos."

Sus palabras fueron justas, nadie podría borrar nuestros errores y atrocidades que cometimos los años anteriores por el odio infinito y el bucle de guerras en el cual estábamos sometidos.

Fueron años de trabajo, de viajes, comidas compartidas, noches donde nadie podía dormir, camas en habitaciones pequeñas, discusiones, peleas, reconciliaciones, todo en un sentido de amistad. Pero hubo una tarde donde estábamos los dos solos caminando por una ciudad bastante gris, con edificios altos recién reconstruidos, muchísimas gente en las calles y un parque gigante con toques otoñales que nos daba la bienvenida a cruzarlo para llegar al hotel donde nos estábamos hospedando.

Habían niños, ancianos, gente caminando o paseando a sus mascotas. Nosotros íbamos uno al lado del otro disfrutando del paisaje y de compañía que nos hacíamos uno al otro cotidianamente.

-Últimamente está bajando mucho la temperatura. –Comenté metiendo mis manos al abrigo que llevaba puesto.

-Demasiado, siento los pies congelados. –Dijo Annie haciendo una mueca luego de sus palabras.

-Si quieres antes de dormir deberíamos tomarnos un té o alguna bebida caliente para entibiar el cuerpo. –Era normal que fuéramos los últimos en irnos a dormir, los chicos siempre al terminar de trabajar se iban por algunas copas o se iban a descansar temprano, pero yo y Annie nos quedábamos arreglando el mundo en la mesa de desayuno solo con la luz de la cocina encendida gracias a la electricidad, ya que en la isla siempre se habían usado las velas para iluminar o las antorchas.

-Puede ser, pero tú preparas las bebidas. –Dijo Annie con una pequeña sonrisa.

Pero las bebidas calientes esa noche nunca se prepararon. Jamás se sirvieron hasta luego de años, porque, a partir de esa noche, comenzamos a compartir hasta la misma almohada.


- o -


Lo nuestro comenzó de a poco, primero esa noche para no molestar a Pieck, le sugerí a Annie que durmiera en mi cama, pero ella no me permitió dormir en el sofá. Su cara de pocos amigos y sus palabras: "Duermes en la cama o mueres congelado", terminaron por hacernos dormir en la misma cama pero uno en cada orilla, pero a la mañana siguiente yo amanecí con mi mejilla apoyada ligeramente en su cabeza y ella me abrazaba con brazos y piernas utilizando mi pecho como almohada.

ARUANIWEEK JUNIO 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora