prólogo (creo)

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*Sweet Caroline.*

Bang, bang, bang.

*Good times never seemed so good.*

El sabor metálico de la sangre se mezcla con el de pastel barato de terciopelo rojo dentro de mi boca y me revuelve las entrañas. Un lejano regusto a vómito en el fondo de mi paladar me indica que estoy a punto de vomitar.

*I've been inclined.*

–¡Aléjate de mí! ¡Aléjate-!

Bang, bang, bang.

*To believe they never would.*

Mis dedos rozan el tejido suave de mi vestido mientras gateo hacia atrás, intentando esconderme bajo una mesa. No tiene sentido. No quepo ahí, me va a ver. Me va a ver.

–¡Vamos, tío, por favor, yo-!

Bang, bang.

El aire apesta a humo, pólvora y sueños rotos. Mi garganta se convierte en papel de lija por los gemidos y gritos histéricos que mis pulmones llevan emitiendo los últimos ¿segundos? ¿Minutos? Quién sabe. Podría llevar aquí apenas unos instantes o toda una vida. He perdido la noción del tiempo.

–No, no, no, te lo ruego, no se lo contaré a nadie...

Bang.

Un agudo pitido me deja sorda. Es casi como si estuviera dormida, o con la cabeza bajo el agua, escuchando voces y palabras a través de un grueso muro invisible que me impide comprenderlas del todo.

–Vas a pagar por eso, juro por Dios que vas a-

Bang, bang, bang, bang.

Veo llamas envolviendo el gimnasio, veo cuerpos que caen contra el suelo, veo una escopeta del 12 cargada. Sus cartuchos vuelan por todas partes y su tinte brilla como trazas de pan de oro en un cuadro barroco.

–¿Qué te hemos hecho? ¡No te hemos hecho nada! ¡Dy-

Bang.

Dylan sube la mano y oigo el familiar chasquido de la pistola amartillándose en el mismo momento en el que sus ojos grandes y vacíos se clavan en los míos.

–Adiós, Quinn.

Bang.

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