Vigésimo Cuarto Recuerdo
Nunca se había sentido tan seguro y relajado como se sentía rodeado de esos brazos. Acomodó su cabeza de tal forma que su oído derecho pudiera ser capaz de escuchar la suave melodía generada dentro de aquel pecho, haciéndole saber que aquella persona estaba viva y junto a él. Se removió nuevamente ahogando un suspiro cuando sintió las manos ajenas trazar pequeñas líneas imaginarias sobre su espalda, y su suave respiración haciéndole cosquillas en su cabello. Había encontrado un lugar del que no quería apartarse nunca, pero a veces, no dependía de él.
— Comisario Volkov ¿me copia? — aquella voz del agente, distorsionada por el pequeño aparato cortó el ambiente tranquilo que habían formado.
A pesar de ello, el ruso no le permitió apartarse de él, continuando con las caricias en su espalda mientras que con su otra mano tomaba la radio para contestar.
— 10-4.
— Comisario, le informo que el Capitán Chris Collins ya se encuentra fuera de peligro —, el moreno muy a su pesar, se separó unos centímetros de Volkov al escuchar aquello —. Actualmente el Sheriff Miller y otros agentes más se encuentran visitándolo.
— ¿Ha despertado? — murmuró Horacio ilusionado a su lado.
— ¿Collins ha salido del coma? — preguntó por radio.
— 10-5 — contestó el agente con tono apagado.
— 10-4, gracias por la información.
Dicho esto, apagó su radio centrándose en el menor a su lado con la mirada perdida. Tomó suavemente su mentón para alzar su cabeza y mirar esos ojos bicolores que tanto amaba, pero se encontraban cubiertos con una fina capa de agua, amenazando con desbordarse.
— ¿Ha sido mi culpa Volkov? — preguntó en el momento en que una pequeña lágrima salió de su ojo, siendo retirada por el pulgar del contrario —, ¿Por qué todas las personas importantes para mí tienen un horrible final?
— Horacio no se atormente más, ¿de acuerdo? — y lo atrajo nuevamente a su pecho, en un intento de protegerlo de la oscuridad que comenzaba a rodearlo.
— ¿Merezco ser feliz? — preguntó en un hilo de voz.
— Por supuesto — contestó seguro, apartándolo suavemente por los hombros y hacer contacto visual —, me encargaré yo mismo de ello.
Las mejillas del moreno se cubrieron tiernamente de un hermoso rubor por la intensa mirada del ruso sobre él y por sus palabras que habían calentado su corazón, obligándolo a desviar su mirada.
— Me podría... me... usted... — balbuceó nervioso.
El ruso al ver su tierna actitud mordió su labio inferior, conteniendo las inmensas ganas que se comenzaban a apoderar de su cuerpo, de abalanzarse sobre los labios ajenos y robarle todo el aliento.
— ¿Podría acompañarme a lo de Collins? — murmuró tímidamente expectante.
Volkov solamente pudo sonreír y asentir levemente, mientras se incorporaba de aquella camilla y extendía su mano al menor, pero este al estar distraído no se percató de ello, y simplemente se encaminó hacia la puerta, sintiendo los pasos del ruso derrotado detrás de él.
Parecía que simplemente estaba dormido, y que en cualquier momento iba a abrir sus ojos para burlarse de él y junto a él, pero las máquinas pitando y conectadas a su cuerpo manteniéndolo con vida, le regresaban cruelmente a la realidad. Esperaba poder tocarlo, aunque sea un poco para reconfortarlo y hacerle saber que se encontraba a su lado, pero aquel enorme ventanal se lo impedía.
Suspiró mientras recargaba su frente en el frío vidrio, sintiendo como su corazón se encogía y el nudo en su garganta le imposibilitaba formar una sola palabra.
— 10-5, que se encargue Z-20 — escuchó su voz detrás de él, relajándolo instantáneamente.
Después sintió su presencia y calidez colocarse a su lado derecho, mientras carraspeaba. Pensar que hace años, la persona sobre esa camilla no era un rubio, sino un alto ruso con hermosas hebras platinadas y de piel blanca. Mordió su labio inferior intentando contener un sollozo por sus recuerdos, e intentando sentir el calor del cuerpo contrario se acercó a él, el cual volvió a tomar la radio que lo solicitaba.
— Vamos a ver, he dicho que Z-20 se encargue, ¿no he sido cla... — pero un pequeño toque en su mano que caía sobre su costado le nubló sus pensamientos, olvidándolo de la falla que había tenido su malla y que le había enfurecido — Z-30 ustedes se encargan de la zona norte. O'Conner queda al mando.
Cuando finalizó de dar órdenes dirigió su mirada gris hacia abajo nervioso, percatándose de la unión que había comenzado el moreno a su lado. Volteó hacia arriba viendo el hermoso rubor cubriendo su mejilla y el adorable ceño fruncido en su rostro. Rio internamente ante lo tierno que se miraba, pero cuando sintió que comenzaba a retirar su mano, la tomó fuertemente impidiéndoselo, y entrelazando sus dedos creando una hermosa combinación del color de sus pieles.
— Buen servicio — murmuró el ruso frente a él, a los médicos que se encontraban en la puerta del hospital haciendo guardia.
El moreno simplemente inclinó su cabeza despidiéndose en silencio para después seguir los pasos del ruso. Habían pasado toda la tarde dentro de aquel hospital de papeleo en papeleo, por los agentes caídos y por lo que ya no podían continuar su servicio como policía, dando paso al atardecer, agradeciendo internamente que en esa hora casi no había gente visitándolo, y facilitando su salida. Volkov se había dado cuenta desde hace unas horas que el menor se encontraba perdido en sus pensamientos, y le dejó estar, sabía que Collins estando en coma, había sido un fuerte golpe para él.
Por otra parte, Horacio después de la pequeña muestra de afecto dentro de aquel cuarto, le había motivado a hacer cosas que en ese momento no quería pensar, pues no era el momento adecuado, pero cuando salieron de aquel edificio, y miró al ruso caminando hacia el atardecer, su corazón se encogió del dolor, recordando inevitablemente al ex-sheriff adentrarse a la oscuridad en aquel muelle. Temió por el ruso un momento, pero la suave voz de Collins dentro de su cabeza le hizo relajarse y tomar aire profundamente.
"No dejes que el tiempo te lo quite"
Se detuvo en su lugar, obteniendo rápidamente la atención del comisario, que al no escuchar sus pasos detrás de él se giró, encontrándose con la bella imagen del moreno. El aire abandonó sus pulmones al ver como aquellos ojos bicolores cristalizados reflejaban el atardecer detrás de él, como la brisa de aquella tarde provocaba un suave baile en los mechones grises de la cresta que, en ese momento se encontraba deshecha, y como la calidez del sol iluminaba su rostro, obligándole a perderse en sus facciones.
Por otro lado, el moreno exhaló con un suspiro mientras se preparaba mentalmente para lo que estaba a punto de hacer. Sabía que sus sentimientos por aquel ruso no habían cambiado, y estaba seguro que no lo harían en un futuro, por eso viendo que Volkov estaba dispuesto a aceptar cualquier indicio de una posible relación entre ellos, no dudó y decidido alzó su mirada, topándose directamente con la gris del contrario.
«Me gustas»
— Me gustas.
Abrió los ojos sorprendido, mientras sentía el calor invadir sus mejillas morenas, pues aquella frase no había salido de su boca.
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〖 Don't say it again 〗- VOLKACIO
RomanceVolkov vuelve de las Bahamas con la intención de regresar a trabajar. Horacio, es citado por el Jefe de la LSPD, sin saber que se iba a encontrar con el hombre que tuvo un trágico destino y del cual se sentía culpable. ⚠ Posible escenas +18 ⚠ Romanc...