Estaba mirando a la nada.
Mi mente estaba totalmente vacía.
Solo miraba aquellos libros de la estantería.
Estaba atenta a ellos, no escuchaba nada, ni siquiera los sonidos producidos por el reloj al avazar sus segundos.
Escuchaba una dulce voz que conocía.
—Raegan. —tocó mi hombro. —Ya puedes irte, ya son las diez de la noche.
No me moví, no reaccioné a su pregunta.
—Raegan. —volvió a decir.
Salí de mis pensamientos.
—¿Uh? —pregunté confundida.
—Ya puedes irte —me ofreció una cálida sonrisa—. Ya es hora.
—Oh. —me lamenté—, gracias, Bella.
Ella solo volvió a sonreírme, con un poco de lástima.
Me levanté de mi silla, apoyándome de la silla en la que me encontraba sentada, me volví hacia la mesa que estaba atrás de mi, y tomé las llaves que reposaban ahí.
Acomodé mi cabello que estorbaba en mi cara lo llevé hacia atrás de mi oreja, empecé a caminar hacia la salida, rodeando todos los libros de ahí.
En la puerta, agarré mi chaqueta de cuera que había puesto antes en el perchero a lado de las puertas.
—Raegan —repitió nuevamente—. Uh... —Apretó las manos, sin saber como decir lo que sea que me fuera a decir—. Yo creo que deberías salir un poco mas, hacer amigos, salir de fiesta de vez en cuando —empezó a mover las manos—. Ya sabes, todo lo que una adolescente de dieciséis años debería hacer.
Abrí los ojos, sorprendida.
—Oh —mordí mi labio, un poco incómoda.
—El punto de lo que estoy diciendo es que... habrá una pequeña fiesta, donde la mayoría de Storybrooke estará ahí...
—¿Me estás invitando a ir a esa fiesta? —levanté las cejas.—Si —respondió aliviada a que yo descifrara que era lo que ella pretendía decir. —Será en Granny's, es el cumpleaños de Regina y...
— ¿Quién? —la interrumpí.— La alcaldesa. —me aclaró Bella.
Ese nombre me parecía conocer.
No, seguramente no.
—Hum... No lo sé, Bella. No creo que vaya a hacer alguna diferencia si estoy ahí.
—¡Vamos, Raegan! No puedes estar todo el tiempo encerrada, pintando en oleo y escondiéndote del mundo.
Negué con la cabeza, pero ella me lanzó una mirada insistente.
—Lo pensaré —me rendí.
Ella sonrió (si, de nuevo)
Cuando me dejó en paz, salí de la biblioteca y sentí como todo mi cabello volvía a mi cara debido al viento intenso. Me coloqué la chaqueta, cubriendo mis brazos al descubierto, solté un suspiro de mis labios. Miré a los lados, y pasé mi mano por mi rostro, ya cansada y con bastante sueño. Cerré los ojos, disfrutando el refrescante ambiente. Al abrir los ojos, mi mirada cayó en la ventana de Granny's, donde observé a un chico riendo, acompañado de una mujer rubia, quien besaba su frente con ternura. Cuando terminó el chico de reír, me llegó a mirar a través de la ventana. Yo, al percatarme de esto, desvié rápidamente la mirada, volteandome hacia la dirreción donde se encontraba mi departamento, en Granny's.
Me crucè de brazos, intentando darme algo de calor en ello. Las calles eran solitarias y vacías. No había nadie en ellas.Me sentía sola, como siempre.
Al llegar a mi departamento, me sentí en paz, no obstante, no me sentí como en casa.
Tomé mis botas, me las quité de los pies y las lanzé. No dejaba de pensar en ese chico de la ventana. Solo querìa despejar mi mente.
Solté mi larga cabellera, relamí mis labios y bostezé. Caminé hacia mi cama y me recosté en ella hasta que el sueño me consumió.
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The little evil queen
FantasyTú crees conocer la historia entre Daniel y Regina. Pero ¿realmente la conoces? No. No lo haces. ¿Te sorprenderías si te digo que ella tiene una hija? Raegan fue abandonada al igual que su tía, pero a diferencia de Cora, Regina lo hizo para proteger...