Estos chicos vivían en el mismo barrio, para ser más precisos a seis cuadras de distancia, solo se cruzaban ocasionalmente en el colectivo, en la despensa de "Don Marcial" donde la birra la vendían más fresca que en cualquier otro lado, en una que otra fiestita electrónica de esas que la mayoría sale muy empedo o muy drogado, estos encuentros no eran más que ocasionales y ellos no registraban cuantas veces se cruzaron viviendo diecisiete años en el mismo barrio turbio y desalumbrado.
Pero el destino que a veces es bastante fullero y él no es nada ocasional, se dio cuenta de cada una de esas miradas efímeras.