~ FIRST TIMES ~
El Jefe de la LSPD se encontraba caminando en círculos en su despacho, pasaba una y otra vez las manos por su rostro y cabello en un fallido intento de disipar sus nervios e inseguridades.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Kovacs entró a la habitación.
— ¿Ya tiene todo listo? — se atrevió a preguntar alzando las cejas repetidamente.
Sabía a la perfección que su primer aniversario de bodas era al día siguiente y al ser una de las pocas personas cercanas a la pareja era consciente de los planes que tenía cada uno.
— Creo... creo que necesitaré un plan B en caso de qu-
— Relájese Volkov, estoy seguro de que le encantará — le interrumpió.
— Pero ¿y si él espera algo especial como una cena en algún restaurante de lujo?
— Escúcheme — lo tomó de los hombros y detuvo su andar — Horacio puede llegar a ser muy exótico pero también adora los pequeños detalles, ya debería saberlo — concluyó con una sonrisa conciliadora.
Ver a su jefe en ese estado no era pan de todos los días, si bien cuando se trataba del chico de cresta su actitud cambiaba completamente jamás lo había visto tan inseguro; esa era una faceta que solo su pareja tenía la dicha de ver.
— He dejado los informes que deben revisarse con el Sheriff Miller y el papeleo correspondiente a los casos abiertos.
— No se preocupe; por un día que el director del FBI y el jefe de nuestra facción desaparezcan no se acabará el mundo.
Dicho esto el ruso se dispuso a salir de servicio y dirigirse a su hogar en donde seguramente ya lo esperaba su esposo con la cena lista.
Tal vez kovacs tenía razón y no había nada de que preocuparse.
•••
Los primeros rayos del sol se colaban por el gran ventanal de la habitación dando indicio de un nuevo día cuando el Director del FBI entró con charola en mano.
La colocó en la mesilla de noche, se sentó en la orilla de la cama y comenzó a peinar con suavidad las finas hebras del cabello platinado de su pareja.
Lo miraba embobado.
Le encantaba ser el único con el privilegio de apreciarlo así tal cuál era; recién despierto, desaliñado y desvelado, nada de eso importaba pues a sus ojos el ruso era sencillamente perfecto.
— Despierta mon amour — le susurró dulcemente.
El contrario apenas se movió.
— Adivina qué día es hoy — volvió a susurrar dándole un beso de esquimal y logrando sacarle al mayor una radiante sonrisa por el tierno gesto.
— Feliz aniversario moye solntse — dijo con voz ronca y los ojos entrecerrados.
Colocó sus dedos índice y pulgar en la barbilla del menor, acortó la distancia y depositó un lento y dulce beso sobre sus labios.
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𝗩𝗼𝗹𝗸𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗔𝗻𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗿𝘆
Художественная прозаSerie de escritos por el volkacio anniversary.