Un beso con sabor a durazno [Vittale #2]

Capítulo treinta.

ME HE ENAMORADO DE TI.

Septiembre, Manhattan, 2015.

Es imposible reemplazar a alguien; es imposible acabar con ese dolor en su totalidad, pero el dolor mengua y esa persona vive por siempre contigo.

—Así que Caelia —el señor Johnson me observó desde el otro lado del escritorio. —¿Te sientes mejor en comparación a nuestra primera sesión?

Asentí lentamente.

—Lo hago.

—Me alegro, Caelia. Has progresado de una manera asombrosa, por lo que tengo una última tarea para ti —a estas alturas no sabía lo que me iba a pedir, pero me sentía capaz de hacer cualquier cosa.

»Quiero que le escribas una carta a Massimo.

🌸

—Ni de coña.

—Venga ¿Por qué no?

—No me gustan las películas de terror.

—Pero si es que todo es falso —Scott me haló hasta que caí en el sillón junto a él —Además no la vas a ver sola. Es peor si la ves sola.

—Después debo dormir sola, ahí está el problema.

—Pues te quedas a dormir. Libby ya está durmiendo en su cuna portatil y su bolso tiene suficiente ropa para un mes. ¿Ves? Todo resuelto.

Suspirando me senté junto a él y me predispuse a ver El Aro. Que tremendo error.

—No me gusta, no me gusta, no me gusta —repteí cubriendome los ojos para ver a la niña endemoniada. A estas alturas de la pelicula, Scott era mi nueva asiento y yo estaba a nada de sufrir el tercer paro cardiaco durante la ultima hora.

—Charlatana.

—Scott, voy a llorar —hablé contra su cuello sinetienodlo reir y acariciar mi espalda —Te juro que lloro y tu dices que no te gusta hacerme llorar.

—No me gusta hacerte llorar —ratificó con calma.

—Entonces quitarás esta pelicula y pondrás, al menos, una de suspenso.

—Vale.

Me alejé y lo miré a los ojos sorprendida. Nunca había logrado que alguien cambiara una pelicula de terror al pedirselo.

—¿Tan facil?

—¿No la estás pasando muy bien, no crees? —negué con la cabeza —¿Que te parece El Club De Los Cinco

Vale, esto era muy lindo. Demasiado diría yo.

Aprovechando que estaba encima de Scott, me abracé con fuerza a su cuello.

—Me gustas muchísimo.

—Te quiero muchísimo —respondió él haciendo a mi corazón acelerarse.