(you seek to) Protect her - [ catradora ]

Cap. III - El pueblo

Llegaron al conjunto de departamentos. Bajaron de la moto y Catra fue a guardarla en el garaje mientras Adora estaba en el lobby con las mochilas y cosas.

Subieron hacia el 3er piso donde estaba el departamento. No dijeron ni una palabra en todo el camino, solo se escuchó el tintineo de las llaves de Catra al abrir la puerta.

— ¡Melog! — gritó llamando a su gato. El animal salió de la habitación estirando las patas. — ¿Estabas durmiendo? — le hablaba Catra con ternura y acariciando su cabeza.

El gato solamente le prestó atención a la desconocida. Se acercó y la olfateó. Al parecer algo en ella le transmitía confianza y empezó a ronronear mientras se acurrucaba en sus piernas.

— Hola, Melog — dijo la invitada mientras se arrodillaba para poder acariciarlo — soy Adora.

Catra la miraba jugar con el gato mientras le servía la comida. Le daba tanta ternura y era raro que Melog se pusiera cariñoso con desconocidos.

— Si queres dejá las cosas y tu abrigo arriba del sillón ¿Queres algo para comer o tomar? —le dijo Catra a Adora.

Ella negó cordialmente y dejó las cosas a un lado. Pasaron media hora escribiendo el famosísimo informe y seleccionando fotos.

— Creo que no vendría mal ahora comer algo — dijo Adora cuando se dio cuenta que no habían cenado todavía.
— Sip, ahora me fijo qué tengo. Vení a la cocina conmigo.

Terminaron comiendo ramen de unos paquetes del supermercado chino donde Catra siempre compraba para que le saliera más barato.

Se rieron cuando la castaña le enseño a usar los palitos chinos a Adora, pero fue mucho más difícil de lo que pensaba por la torpeza que tanto caracterizaba a la ojiazul.
Tenía una sonrisa tan pura... Había algo en ella que, aunque solo la conocía desde hace dos días, parecía que habían pasado una eternidad juntas.

Mientras comían, seguían tipeando en la computadora para poder terminar lo antes posible. Igualmente había bajado el ritmo porque quedaron conversando y contando anécdotas, chistes y cosas sobre sus personalidades.

 Una vez que habían terminado, Catra fue a dejar los platos a la cocina para lavarlos.
Al volver, Adora ya estaba en el sillón dormida profundamente y con Melog acostado sobre su pecho.

Catra sonrió tiernamente y pasó su mano por el pelo rubio de la chica.
— Que duermas bien, Adora. — le susurró.

Tomó una manta y cubrió a su compañera para que no sintiera frío en la noche.

Ella no quería irse de la habitación por si la chica se despertaba en la noche e intentaba irse o estaba muy confundida. Así que tomó unos almohadones y se acostó en el piso, justo al lado de la ojiazul.

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A la mañana siguiente el sol brillaba fuerte y calentaba el asfalto de la calle. El verano en esa ciudad se sentía mucho.

— ¡La alarma! — gritó Adora levantándose rápido del sillón y con un grito que despertó a Catra y probablemente al resto del edificio. — ¿Eh? — dijo al ver que donde estaba no era su casa.

Vio a Catra que estaba masajeando sus ojos intentando despertarse.

— Ay, perdón. — le dijo Adora mientras bajaba del sillón para sentarse a su nivel. — veo que me quedé dormida acá... Perdón. No hacía falta que durmieras en el piso, es tu casa.