56. Una mágica ilusión

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Sophia Pavanelli.

Hay momentos donde la unica solución es dejar que las cosas transcurran por su propia cuenta.

Las voces se apagan lentamente, la respiración cada ves fluye menos. Si algo he aprendido de la vida es que cuando caemos hasta lo más profundo, lo único que puede seguir es... flotar.

—¡Sophia por favor! —la súplica de Ibrahîm me rompe en mil pedazos pero ya pensé las cosas y lo mejor será seguir hacia delante.

—Ibrahîm —el dolor pulsante de mi pecho me hace cerrar los ojos —. puedes irte tranquilo, has cumplido conmigo.

—¡Sophia que mierdas dices, yo no te quiero dejar! —lagrimas pasan por sus mejillas. Lo alterado de su voz me hace cerrar con fuerza mis ojos y solamente trato de ahogar un grito.

—¿Por que no escribimos una novela JK? —ríe uno de los sicarios —. Esta entretenido el show ¿no crees?

La burla de ellos solo hace calentar más mis sentidos, si tuviera la oportunidad de golpearlos no lo dudaría.

—Sería basura —le responde el amigo con seriedad.

—Creo que estoy de acuerdo contigo —ríe con malicia.

Volteo a ver a Ibrahîm y un escalofríos recorre mi cuerpo entero y una pequeña lágrima sale de mi ojo.

Ha perdido la mirada, esa que lo hace ver con vida. Voltea a donde mi y una lagrima recorre por su mejilla cerrando así sus ojos.

—Sophia quiero que no olvides algo —Ibrahîm dice sin abrir sus ojos —. Tu eres la persona que ha dado vida a la mí y que nunca dejaré de amarte —al terminar esta frase lagrima por monto salen.

En eso una presión en el pecho se empieza a acumular de manera diferente, de manera ahógante. Abre sus ojos lentamente y el ver el color rojo en ellos hace que los míos empiecen a llorar como cascadas sin cesar.

—¡Te amo Ibrahîm! —mi voz suena tan bajo que ni yo mismo sentí el quemar de mi ser.

Ibrahîm voltea a ver a los sicarios y su mirada ya no es igual, es como si su misma alma se haya ido.

—Sueltenme —Ibrahîm dice serio —. No trataré de escapar, me iré con ustedes.

Volteo a ver el suelo y aunque me duela mucho, la decisión que Ibrahîm ha tomado ha sido la correcta.

—Crees que somos estupidos —dice el chistoso y Ibrahîm solo lo fulmina con la mirada.

—Al parecer si lo son —al escuchar las palabras de Ibrahîm, cambia el rostro.

—Te crees más listo que nosotros, verdad —se acerca pegando casi su rostro con el de Ibrahîm. Creo que le gusta, mucho se le acerca.

Ibrahîm le escupe el rostro y enojado casi se le tira encima, si no hubiera sido por el otro que lo detuvo, Ibrahîm ya tuviera el ojo morado.

—Tranquilo Gabriel —La voz imponente de su amigo es aterradora, sin dudas es el que manda —. Su padre se encargará de eso —ríe.

El Hijo del Jeque ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora