I

234 33 10
                                    

Stan saltó de la cama sudando frío, su respiración se encontraba agitada, había tenido una pesadilla.

-Stan- Tomó su rostro y sabía bien que pasaba.

-Ya sabes... Lo mismo de siempre- Se levantó y se puso su pantalón- Necesitó aire.

Se puso un suéter ligero, caminó hasta la puerta de la habitación, pero fue detenido.

-Stan... No vayas a recurrir a las pastillas- Se veía preocupado, no era la primera vez que perdía el sueño.

-Tranquilo- Regresó y le dió un beso lento pero, llenó de confianza- Vuelvo en un rato.

Salió de la habitación buscando en la cocina una cajetilla nueva de cigarros, sacó su encendedor y se dirigió al patio trasero, sentándose en la banca que habían instalado. Encendió su cigarrillo.

Habían pasado años desde su primera misión como militar para USA pero, desde ese día había nacido un trauma muy fuerte.











Años antes...

Su primera misión le implicaba viajar a Siria, habían mandado un mensaje a la base con la intención de atacar América. Sus superiores los obligaron a ir sin despedirse de sus familias, Stan estaba fumando en el camión militar mientras pensaba en Xeno. No tuvo la oportunidad de despedirse, pero sabía bien que estaría bien.

Al llegar a un terreno fueron atacados, sabían bien los grupos terroristas sus movimientos, pero no todos. Stanley corrió a esconderse junto a su fusil. Debía buscar un lugar para disparar pero, se dio cuenta de algo.

-Así que fuistes tú... -Veía como uno de sus compañeros daba informes por un teléfono, se acercó muy sigilosamente y apuntó a su cabeza- Baja éso maldita mierda...

-Snyder... Déjame explicarte... -Estába casi llorando.

-¡Snyder! - Era el compañero de cuarto de su amigo.

-Anderson... -Le alegraba que había sobrevivido.

-¡Matalo! - Se sorprendió de lo que le gritaba. Sería la primera vez que matará a alguién, pero en cierta forma tenía razón.

-Snyder escúchame... Ellos nos ofrecen cinco veces de lo que nos darán... -Fue interrumpido.

-No te dejes engañar, matalo antes de que... - Stan escuchó disparos.

El traidor había matado a su compañero y amigo, cinco balas le dieron pero, la última remató con su vida al darle en la cabeza.

Stan corrió a auxiliarlo pero, ya era tarde, estaba muerto.

-¡Ben! - Una lágrima traicionera se asomó.

No lo pensó dos veces y le disparó al traidor, empezó a gritar sin dejar de disparar. Después de un rato su respiración era agitada, se vió el cuerpo y manos salpicadas de sangre. No reaccionaba ya que había entrado en shock.

Se acercó lentamente al cuerpo de su amigo y colega, estába triste, había prometido él que regresaría para seguir apoyando a su hermana menor. Reportó a sus superiores de las bajas y la traición con el teléfono que habían dejado.

Los días pasaron y la misión fue un éxito, desde ese día no podía dormir al regresar en el avión militar. Había matado a tantas personas que recordaba sus caras en sus sueños.






-¿Cuántos días tienes sin dormir Snyder? - Xeno tomaba el reporte médico que le acababa de hacer.

-Desde el primer día de la misión- Suspiraba y volvió a su décimo cigarrillo en 2 horas que tenía ahí, para su desgracia fue arrebarado por su amigo y amor secreto.

𝙿 𝙴 𝚂 𝙰 𝙳 𝙸 𝙻 𝙻 𝙰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora