Capítulo 13: fin de semana en el cielo

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Si alguna vez te mentí,

fue puro miedo

No soporto herirte.

Fin de semanas en el cielo

y tú y yo nos vamos al infierno

Siempre felices, yo drogado

no quiero, amor, pensar

si tú te vas

Yo me muero.

💭

Hace siete años, para Otabek no había algo más cálido que la sonrisa de Yuri Plisetsky, sus labios rosados y pequeños se curvaban de una manera perfecta, y él tenía el honor de ver tal maravilla. Hoy en día y con diecinueve años, Otabek había encontrado algo más cálido, y es que esos mismo labios que le sonreían como una estrella, ahora estaban junto a los de él, moviéndose suavemente.

Tuvo el atrevimiento de meter su lengua a la vez que Yuri se abrazaba de su cuello, con miedo a separarse. Escuchar el primer gemido de Yuri fue como probar un pedazo de cielo, sentir como se apretaba junto a él y le seguía el ritmo, fue el paraíso.

Había algo en los besos de Yuri, había algo en su dulzura y su sabor. Probar los labios de tu mejor amigo se sentía como beber del fruto prohibido, recordar que estás ebrio y tu novia se encuentra en el primer piso, se sentía como el infierno.

Poco duraron los pensamientos de ambos, porque en ese momento irreal solo sus cuerpos podían comunicarse. En una habitación donde sus bocas se funden y sus manos se encuentran, los amigos no necesitan palabras.

Yuri no podía soltar a su mejor amigo, sus labios estaban ansiosos de probar más, temerosos de separarse. Naturalmente el aire fue necesario, por lo que poco a poco la intensidad fue disminuyendo y sus bocas quedaron libres, aunque sus rostros seguían igual de cercanos, por lo que Otabek aprovechó para pasar su lengua por el labio inferior del menor, haciéndole temblar. El menor guió a Otabek hasta la cama, sentándole en el borde de esta, para luego ubicarse sobre sus caderas, sosteniendo el rostro del kazajo entre sus pequeñas manos.

Tuvo el impulso de soltar un sollozo, así como también un par de carcajadas. ¿Estaba soñando? ¿En serio Otabek Altin estaba con él, en una habitación, besándole? Quizás había bebido demasiado, pero estaba casi seguro de que el moreno frente a él era su mejor amigo homofóbico, de quien ha estado enamorado desde los trece años.

Sintió los dedos de Otabek rozar sus mejillas y no pudo evitar lanzarse sobre él, besando todo su rostro, besando sus párpados, su frente, sus pómulos, besar cada parte de él y guardar esa sensación en lo más profundo de su memoria. Juntó sus labios con más seguridad, escuchó el suspiro del mayor y pudo unir sus lenguas hasta perderse en su sabor. Las manos de Beka se movieron hasta su cadera, acariciando con vehemencia, subiendo poco a poco su camiseta, ansioso de tocar más de Yuri.

Al separarse, los labios de Otabek llegaron hasta el cuello de Yuri, dejando una línea invisible de besos y lamidas, embriagándose con su aroma. Los gemidos del menor resonaban en la habitación, sus ojos estaban apretados y sus manos subían y bajaban por la espalda del moreno, tratando de controlar el placer que le recorría todo el cuerpo. El kazajo se dedicó a besar la piel de Yura, desde sus hombros, llegando hasta sus clavículas y subiendo a sus mejillas, besó y mordió el lóbulo de sus orejas, escuchando sus gemidos y suspiros.

Hijos Del Peligro [otayuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora