🪶CAPÍTULO 22: La fórmula de los oscuros🪶

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Al llegar a la cueva, dejo viajar la mirada por el lugar, en busca algún riesgo. Para seguido avanzar por los densos túneles, en compañía del leve sonido de sus pisadas. Después de unos minutos se sintió perdida al ver que el túnel parecía no tener fin alguno, sus nervios se empezaron a manifestar ante la idea de que llegara demasiado tarde para rescatar las sirenas, porque el silencio absoluto la hacía dudar de si había alguien más en aquel lugar.

A lo lejos miro reflejos en las paredes y suelo de la cueva, no era necesario adivinar de dónde provenía aquella luz, solo había una cosa que podía reflejar aquello. Antes de entrar al cenote miro hacia atrás, sintiéndose vigilada y perseguida, pero no pudo distinguir ninguna sombra entre la inmensa oscuridad.

Al entrar, observo detalladamente el lugar en busca de las sirenas, pero no las veía por ningún lado.

—chicas —llamó, pero no obtuvo repuesta.

Anyi se acercó al agua, para comprobar si se encontraban sumergidas, ocultas de cualquier intruso, pero aun observando con detalle, no logro ver nada en el agua cristalina, lo que la hizo preguntarse si se había equivocado de camino. Pero eso era imposible, solo había un cenote en aquel lugar.

Al sentir que la temperatura en la cueva comenzaba a disminuir, se giró hacia la entrada, encontrándose con una silueta humanoide. Intento ir hacia él, pero antes de poder atacarlo, el aire escapo de sus pulmones de golpe, como si alguien la estuviera asfixiando. Retrocedió tambaleante, cuando aquel ser comenzó a acercarse, de pronto, alguien la tomo del tobillo y la hizo caer al agua, sumergiéndola en contra de su voluntad.

Anyi miro hacia todos, en busca del ser que la hizo caer, encontrándose con las sirenas, las cuales portaban rostros pálidos y ojos oscuros. Abrió la boca, en busca de decirles algo, al ver que estabas parecían estar en un tipo de trance, pero el sabor amargo del agua le dio a entender que estaba había sido envenenada. Pero no un veneno para matarla, sino para transformarlas en tenebris.

Cuando una de ellas intento acercarse, Anyi entendió en el peligro que estaba, por lo que comenzó a nadar hacia la superficie, en donde se podía ver una sombra que parecía mirar con atención los hechos.

Pero a medio camino sintió como alguien la tomaba del tobillo y la sumergía aún más, intento zafarse, pero se le dificultaba. Alzo la vista hacia la superficie, que cada vez era más lejana.

La sirena que la sostenía del tobillo la libero para unirse a una especie de círculo que habían formado las demás, podía haber intentado huir en ese momento y nadar a la superficie, pero era imposible que lo hiciera, el aire de sus pulmones se estaba a punto de agotarse y el veneno del agua había empeorado la situación adormeciendo su cuerpo.

Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, mientras veía una silueta acercase a ella. Siempre había pensado que, si llegaba a morir alguna vez, sería a Esteban al que miraría, por ello no entendía por qué Axel estaba frente a ella.

Axel sacó el cuerpo de Anyi y dejo sobre el suelo rocoso y baboso. La chica inmediatamente comenzó a toser.

—Anyi ¿estás bien? —preguntó Axel, apartando el cabello del rostro de la chica.

—Axel —murmuro.

Pero al darse cuenta de que no eran los únicos en el lugar, se tensó, en especial cuando su mirada cruzo con Marcela

—Me alegra verte de nuevo —dice la morena.

—Lamento no decir lo mismo.

🪶🪶🪶

Calix abrió los ojos y miro a todos lados, se encontraba en un cuarto que no reconocía ni sabía cómo había llegado, se sintió asustada al darse cuenta de que no sabía ni quien era ella, su mente estaba vacía de recuerdos. Retrocedió alarmada, al escuchar un sonido extrañó y terrorífico provenir de un conducto de aire.

Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora