Capítulo 8

742 90 27
                                    

Aizawa no dudo en cerrarle la puerta en la cara.

—¿Por qué está aquí? —se dirigió a Kelsey, ignorando los reclamos que Keigo daba al otro lado de la puerta.

Ella anhelaba que todo ésto fuera un mal sueño y que pronto fuera despertada por algún pájaro y Ochaco; pero parece que no es así. De igual forma… ¿Qué hace aquí Takami? En todos los años que se han conocido, ni una vez la vino a visitar.

—No sé que hace él aquí —dice tratando de levantarse del sofá —, pero no fue correcto que le cerraras la puerta en la cara...

No ha iniciado lo sucedido en la noche de la boda de Ochaco, y no lo culpa. Cualquier hombre haría lo mismo. Takami es un noble de alta cuna, tratarlo de ésta manera, incluso siendo Aizawa el descortés, es demasiado impensable. Pueden meterse en líos por una pequeña acción.

Tuvo que ser ella misma quién abriera la puerta víctima de lo golpes fuertes y ruidosos que Keigo daba en repetidas ocasiones. Aizawa sólo pudo retroceder observando todo en silencio.

—Mira preciosa, sabes que te quiero, pero… ¿qué tiene que ver él contigo? —fue lo primero que salió de los labios del rubio.

Aizawa y Keigo sostenían miradas agresivas para nada amigables o gentilezcas. Daban miedo verlos así de serios con los brazos cruzados y las cejas con expresión dura.

—No es de tu... incumbencia —Kelsey dijo mirando a los dos hombres. —Tanto como tú y como tú —señaló al rubio y al pelingro sucesivamente. —Necesito que se vayan.

—No —negó Keigo acortando la distancia entre él y ella, y dejando aún lado a Aizawa. —Vine por ti.

—Retrocede un momento, imbécil —empujo a Keigo lejos. —Esta herida.

—¿He... herida?

—Sí. Tanto la garganta como el cuerpo lo tiene adolorido. Lárgate.

—¿Tú quien eres para pedírmelo? ¿Su padre? —carcajeó. —Escucha bien, idiota. No sé cuál sea tu relación con ella, pero no te quiero ver cerca. Si lo haces...

—¿Qué harás? —Shouta se burló
—¿Meterte conmigo sabiendo que de alguna u otra forma tu país se irá a la mierda sin mi? Soy quién mueve la economía se este país, acéptalo. ¿De verdad me harás algo?

—¡Suficiente! —chilló Kelsey. —¡No te quiero verte a ti y ni a ti! —con fuerza extra y escondida sacó a los dos hombres de su departamento jalandolos del traje. —¡Desaparezcan por donde vinieron!

Cerró la puerta en sus caras para recargarse en la madera y suspirar; gritó tanto que nuevamente se había lastimado la garganta. Ésta envuelta en un mar de emociones que ni ella misma puede controlar. En primera, la única familia que le queda acababa de casarse y no pudo felicitarla. En segunda, aún tenía los recuerdos de la noche anterior y el terror que sintió en todo momento. Todavía sentía el asco en su garganta y el estómago se le retorcía al recordarse en los brazos de Touya y Keigo, mientras se aprovechaban de ella.

No puede evitarlo, no puede hacer nada. Seguramente no sea la última vez que viva algo parecido. Deberá aprender a servir y callarse… pero aún así, ¿por qué duele? Fue rápidamente al baño para escupir el vómito que se aguantaba y el repudio que contenía. Una vez salió, se dirigió a su cuarto para descansar antes de volver a la vida de sufrimiento que vive.

Se sentó al borde de la cama y mirando un punto fijo, odió su existencia. ¿Porque tenía que hacer esto? ¿Porque no nació como hija de algún noble o comerciante rico? Si tan solo su hermana estuviera aquí...

Lover of Mine┊ Amada mía [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora