- XXVI -

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Vigésimo Sexto Recuerdo

— ¿Un restaurante de comida china?

— Bueno, diría que es más japonesa.

Suspiró y bajó su mirada a los informes que sostenía entre sus manos, intentando ignorar a la persona frente a él, pues sabía a donde quería llevar la conversación y en esos momentos tenía mucho trabajo acumulado.

— Incluso nos han reservado una mesa para toda la LSPD en la zona VIP — continuó emocionado, pero el ruso simplemente contestaba con gruñidos restándole importancia —. Entonces que me dice Jefe, ¿nos acompaña?

— Negativo Kovacs, tengo mucho papeleo que realizar.

— Vamos Jefe, para que se relaje un poco — intentó convencer, pero nuevamente el ruso negó y se enfocó en los informes, ignorándolo descaradamente.

El segundo al mando bufó molesto y se dejó caer en una de las sillas frente al escritorio de su superior, para después tomar su móvil de su bolsillo, encenderlo y llevárselo a su oído con una sonrisa.

— Buenas Horacio... — su sonrisa se amplió cuando miró de reojo como el comisario alzaba su mirada —, en el trabajo como siempre, ¿Qué tal usted?... Si, la verdad que sí... Escúcheme Horacio... Nos han invitado a cenar al nuevo restaurante japonés, por si gusta también acompañarnos... — alzó su vista topándose con la grisácea del comisario molesta —, sí, también irá... Perfecto Horacio, yo le mando la ubicación y la hora.

Colgó la llamada e inocentemente se entretuvo con su móvil, escuchando como su superior carraspeaba y continuaba con los informes.

— ¿A qué hora me dijo que era la reservación?

Kovacs no pudo contener su risa.


Sus ojos brillaban con emoción, como si de un niño pequeño en un parque de atracciones se tratase, el lugar era increíble, pues era un edificio con estructura japonesa, haciéndole sentir que no se encontraba en Los Santos, si no en la Tierra del Sol Naciente.

— Es... ¡Es hermoso!

— Lo es — escuchó detrás de él.

Volteó con mucha ilusión hacia la persona que había hablado, encontrándolo con la mirada puesta sobre él, ruborizándose al encontrarle otro sentido a las palabras que previamente había dicho, iba a hablar, pero fue interrumpido.

— ¡Agente H! No sabía que usted también venía — O'Conner feliz de verle se acercó a él, palmeando ligeramente su espalda.

— Me ha invitado Kovacs — sonrió un poco avergonzado por su atención y por la mirada grisácea intensa sobre él.

— ¡Oh! Pues acompáñeme, siéntese conmigo que tengo mucho de qué hablar con usted — y fue así como se dejó arrastrar por el agente que le hablaba emocionado.


— ¡Horacio! ¡Aquí! — giró su mirada bicolor hacia la voz que le llamaba, topándose con Kovacs que le hacía señas con sus brazos y le indicaba que se sentara en su mesa.

O'Conner al ver a su superior también se encaminó junto a Horacio. Kovacs junto a su mujer se levantaron de su sitio para dejarles pasar, O'Conner fue el primero en tomar asiento en una de las esquinas de aquella mesa en "U" y después le siguió el moreno, que quedó al lado de Kovacs. Analizó la mesa sintiendo un poco de pena por no conocer a casi ningún agente, pero O'Conner se encargó de tranquilizarlo y conversar con él.

— ¡Jefe! — Kovacs gritó a su lado aturdiéndolo, para después alzar su mirada al ruso que iba entrando junto a más agentes — ¡Acá hay espacio para usted!

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora