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By Wonho

—¡Wonho, maldito vago, han vomitado en el baño! Hace media hora que te lo dije, demonios, ¡límpialo! – Habermman da órdenes y mi deber es acatarlas. No soy un dependiente muy activo, ni tampoco muy espabilado, por lo que se puede decir que me merezco los gritos, así que sin más, cojo la cubeta de agua y la fregona y me dirijo a los baños.

Los clientes ya se han ido. Es hora de cerrar. Es raro que una pastelería cierre a la una de la mañana, pero este lugar engaña con el escaparate tan familiar y esponjoso. En realidad, hace tanto de bar como de panadería, además de vender pasteles y helados. Es un lugar extraño al que llegan alumnos de universidad por las mañanas, familias por la tarde y hombres borrachos por la noche. Habermman, el dueño, tiene buena vista comercial. Sabe reconocer un diamante en bruto cuando lo ve, sin embargo, de eso hay poco en estos lares. Así que se conforma conmigo.

Al entrar al baño, encuentro un desagradable olor a vomito que empieza extinguirse poco a poco. Él, tapándose la nariz con una mano, está fregando el suelo con una mueca de asco.

—¡Argg! – se queja y cuando termina de limpiar y hunde la fregona en el cubo, veo como sufre una arcada que le hace acercarse al inodoro. Pero no vomita. Se reprime y sacude la cabeza. – Qué asco.

—¿Qué haces aquí todavía? Tu turno terminó hace horas. – pregunto. Mi compañero, Jimin, se vuelve con curiosidad.

—Ah, bueno, mañana empiezo las vacaciones y quería dejarlo todo bien limpio para reservar mi plaza. Ya sabes, casi acabo en la calle aquella vez. ¡No quiero que el jefe piense que soy un perro! – sonríe. Un perro. La palabra casi me provoca risa.

Nadie, a no ser que se trate de un desconsiderado sin corazón, pensaría que Jimin es un perro. Su turno empieza a las nueve de la mañana y a la una de la tarde, vuelve a casa. A las cinco, está aquí otra vez hasta las nueve de la noche. Jimin no es un vago como yo. Sólo ha faltado dos veces al trabajo, cuando cogió un catarro de verano, dos días seguidos. Luego, volvió con energías renovadas y aguantó media hora de gritos de Habermman. Después, trabajó tanto, que me encontré sin ninguna tarea que hacer, al igual que Esme. Desde entonces, no ha parado.

Viéndolo reír, me acuerdo del aspecto demacrado de la primera vez que lo vi. Las mejillas chupadas y los brazos esqueléticos comparables a los de un anoréxico. Los ojos apagados, la palidez y el cansancio siempre patente en la cara. Aún al principio, había demostrado tener una gran energía. Estando incluso enfermo había dado más que yo en dos días de trabajo seguidos, pero eso no era nada comparado con lo que había hecho después, una vez curado. La diferencia entre el antes y el después era impresionante.

Mi compañero me había dado grima al primer vistazo, pero ahora... era diferente.

Mientras se cambia de ropa y se quita el uniforme, lo observo de reojo. La espalda de un blanco enfermizo hace meses, llena de pellejo transparente, se ha convertido en un terreno ancho, de una palidez sana y bonita, unos hombros finos y brazos que, aunque no muestran una musculatura sorprendente, han recuperado grosor, color e incluso voluminosidad, su cintura se mantenía tan marcada y fina. Cuando Jimin alza los brazos para ponerse la camiseta, puedo captar el movimiento de los bíceps y el del tórax. No es un chico musculoso, pero con la aparición de la grasa, ha llegado también cierta forma dura y atlética que te hace pensar dos veces con quién te estás metiendo. Nunca le he tocado las piernas, pero tienen pinta de ser duras como el mármol y el trasero... bueno... se nota que Jimin ha estado haciendo ejercicio durante toda su vida, aunque nunca le he preguntado por ello.

Su mirada hace retroceder a más de uno, aunque cualquiera que lo tenga cerca durante más de diez minutos puede darse cuenta de que es alguien pacífico, inocente y realmente adorable. Sobre todo, eso. A veces le cuesta pillar alguna que otra indirecta y otras veces, ve directas donde no las hay. Jimin es un poco... tonto. Y eso llama mucho la atención de los hombres.

Muñeco AcabadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora