—¡Tanjiro!—Saludó Akuma con la mano al contrario, que se encontraba al parecer, yendo hacia la finca de Rengoku.
—Oh... ¿Akuma?—Preguntó de forma sorprendida, no esperaba verle a el.
—¡Espérame!—Dijo intentando avanzar el paso con el bastón que sostenía su mano derecha, ganándose la atención de Tanjiro.
—Deberias reducir la velocidad, todavía no te has recuperado del todo.— Intentó convencerlo acercándose a el y ayudándole con el bastón, para que no hiciese tanto esfuerzo.
—¿Vas a la finca de Rengoku?—Preguntó está vez sin hacerle caso y llevando el mismo ritmo que antes.
—Si, Rengoku me dijo que a lo mejor su padre sabía algo sobre mi respiración... Además, quiero darle esto a su hermano.— Adentró su mano en su Haori y terminó sacando la empuñadura de la Nichirinto de Rengoku.
—Vaya... Impone respeto...—Dijo refiriéndose a lo anterior mencionado.
—¿Y tú? ¿Como estás? Quiero decir, no creo que estés bien, pero parece que vas mejorando— Habló nervioso, puesto que a lo mejor heria los sentimientos de Akuma.
—Estoy bien, tranquilo.—Respondió positivamente y calmado.
A lo que Tanjiro simplemente asintió como respuesta, siguiendo el camino de llegada al lugar correspondiente. Hablaron de cosas triviales, y Akuma porfin se enteró del pasado de Tanjiro, le pareció un poco triste, pero aún así, supo que a Tanjiro no le costaría seguir a delante.
—Bueno, ya hemos llegado—Sonrió, y miró a Akuma, mientras estiraba sus brazos para crugirlos.
—Por fin...—Suspiró Akuma dando a entender el alivio que daba.
Y entonces, un niño idéntico a Rengoku, pero un poco más bajo, salió por la puerta principal, con una escoba.
—¿Q-quienes sois?—Alzó la escoba en forma de protección, y un poco asustado retrocedió, pero sin entrar a la casa.
—¡Oye! Somos personas, no demonios—Tanjiro intentó acercarse, y acarició su cabeza suavemente.
—P-pero...—Algo asustado, dejó que Tanjiro acariciase su cabeza.
—Conocemos a Rengoku... Venimos para hablar con tu padre—Akuma era algo más frío en ese aspecto, y decidió pronunciar palabras, sin ninguna acción cursi de por medio.
—¿Mi padre?—Preguntó ya más tranquilo, y abriéndoles la puerta principal de su casa.
—¿Está aquí?—Preguntó Tanjiro, boquiabierto gracias a la enorme "mansión" que tenían como casa.
—Si, lo está—. Ahora le diré que tiene visita.
El menor sonrió, y los dejó ahí dentro, mientras iba a buscar a su padre para avisarle de que llegarían dos chicos con pinta de cazadores. El padre, como casi siempre se negó desde un principio, pero al escuchar que conocían a Rengoku, y hizo una excepción y los dejó pasar.
—¿Que es lo que queréis?—Tumbado, y sin mirarlos, dió un sorbo a su botella de alcohol.
—Yo, vengo a darle el pésame, señor. Y también a otorgarle un objeto importante para Rengoku—Sacó un mango, un mango de Nichirinto con forma de llama.
—¿Como tienes eso?—Preguntó algo agresivo, todavía sin mirarlos.
—Me la ofreció, y he pensado que lo mejor, sería dárselo a usted—Dijo asustado por la reacción del contrario.
—Quedatela, si Rengoku te dió eso, era porque quería que la tuvieses tu.—Esta vez, fué el más pequeño el que dijo algo.
—Haz caso a mi hijo.—Dió otro sorbo a su botella de alcohol, que ya se había consumido por completo.
—Pero señor...—Pronunció lastimosamente el de Herbas rojas.
—¡¿Eres un testarudo?! ¡Quedatela!—Esta vez, si que lo miró de reojo, pero había dado a entender, que no quería oír nada más—Puedes irte—Ordenó.
Tanjiro, algo apenado, se fué, y esperó a Akuma fuera de la casa, puesto que el, todavía no había pronunciado palabra de nada.
—¿Y tú que quieres?—Preguntó el ex-pilar. Levantándose y mirándolo.
—Tome, le entrego esta carta—Le ofreció la carta que Rengoku había escrito para El.
Cuando cogió la carta, empezó a leerla de arriba abajo, y tardó varios minutos en acabarla por completo. Cuando así lo hizo, se la devolvió.
—No.—Dijo en seco.
—¿Qué?—
—No pienso entrenarte—
—Pero, por favor señor. Necesito que me entrene para hacerme más fuerte... No quiero volver a perder a alguien por mi culpa.—Dijo sin más, intentando convencerlo.
—Si Rengoku ha muerto, no ha sido por tu culpa. Aún así, no pienso entrenarte.—Negó por completo la propuesta, una y mil veces.
—Pero, necesito que me entrenes... ¡En serio! Quiero ser como Rengoku... Quiero, quiero ser tan fuerte como el, y poner por delante las vidas de los demás—Las palabras que pronunciaban, salían de su corazón, y aquello puede que afectase al pilar.
—¡Te he dicho que no!—Lo miró enfadado, y con el dedo índice le apuntó.—¡Vete! ¡No vuelvas!—Dijo esta vez apuntando el dedo hacia la salida.
Entonces, Akuma decidió confesarse, muy harto de la situación. Y cerró fuertemente los puños.
—¡Yo! ¡Yo a tu hijo lo quería más que a nadie! ¡Incluso! ¡Pensé que me había enamorado de él! ¡Y lo hice! Pero me di cuenta, cuando ya estaba muerto. ¡Muerto! ¿¡Me oyes!? ¡Ahora tengo que vivir con la angustia de pensar que ha sido mi culpa! ¡Podría haber hecho millones de misiones más, pero junto a el! Solo quiero... Solo quiero que no vuelva a pasar... No quiero que muera alguien frente a mí, y te lo estoy suplicando.—Se desahogó con el padre de Rengoku, y el, reaccionó lastimosamente, pues no sabía nada de su "relación" con su hijo.—Tu hijo... Tu hijo era más brillante que el sol...—
ESTÁS LEYENDO
𝑴𝒂𝒔 𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍
AdventureLos problemas que afronta Akuma en esta lectura, son verdaderamente peligrosos y poderosos. Para colmo, las cosas se complican cuando descubre una única y exclusiva respiración. ⚠️AVISO⚠️ Mi experiencia escribiendo es nula, por lo tanto es muy posi...