El chico de la bufanda lila (taekook)

07. De nuevo, de otra forma

Hoseok había invitado a todo el personal que no tenía turno ese día a asistir al concierto de la Piedra Amarilla, que tendría como telonero a Jungkook, quién había resultado ser el hermano del mejor amigo de Hoseok: Jongin. Lo recordaba. Él también solía tocar de vez en cuando en Uranio, pero de un día para otro, el chico había decidido reemplazar las guitarras por los trajes y, por lo que había escuchado, ahora trabajaba en una empresa como abogado.

Jungkook. Ese chico le había robado el sueño estos últimos días y, cuando Hoseok les dio la noticia, concentrarse en las lecturas y proyectos de la universidad se había convertido en una misión imposible.

Baekhyun lo saca de su ensoñación, anunciando que el taxi ya ha llegado. Jennie y Jisoo, tras darse un último vistazo en el espejo de la habitación de Baekhyun, se dirigen con Taehyung y Baekhyun hacia el auto que los espera en la entrada de la casa.

Los cuatro se habían convertido en grandes amigos en su cuarto año en la universidad, lo que podría considerarse muy tarde para el promedio, ya que generalmente uno solía conocer a sus amigos en un espacio como ese los primeros años. Sin embargo, eso no había significado un problema para ellos. Su amistad había nacido de manera natural y, para cuando fueron conscientes de ello, ya se sentían demasiado cómodos, a pesar de sus diferencias.

Quizá precisamente por eso, el jueves, durante el almuerzo que compartía con Baekhyun y Jennie, les había contado sobre Jungkook y el concierto del sábado, como si les estuviera diciendo algo de lo más normal. Sus dos amigos se habían quedado en silencio por unos segundos, pues no era normal que Taehyung hablara de chicos así por así, de hecho, no era un tema que le divirtiera mucho si este lo involucraba a él. Empero, luego de la breve sorpresa, comenzaron con el interrogatorio y llegaron a la conclusión de que todos irían a ese concierto, claro que luego de avanzar al menos un poco del proyecto que debían ejecutar la próxima semana.

El resto de la semana Taehyung se había encontrado teniendo sentimientos contradictorios. Deseaba volver a ver a Jungkook, porque eso hacía que lo de Yoongi ya no le importara tanto, y también deseaba que ese proyecto se alargara, porque no sabía si Jungkook lo recordaría y si se sentiría tan ansioso -como él- por volverlo a ver.

– Vaya que han remodelado el lugar –dijo Jennie, mientras le daba un sorbo a su mojito.

Ese comentario dio pie a toda una conversación sobre lo genial que ahora se veía Uranio y sobre lo mucho que habían necesitado salir de fiesta después de los exámenes parciales. A Taehyung le hubiese gustado involucrarse más en lo que sus amigos en ese momento estaban abordando como tema de discusión, pero no podía evitar sentirse ansioso y buscar con la mirada a Jungkook.

Se siente un poco abrumado, así que, luego de dar una pobre excusa, se retira de la mesa que ocupan sus amigos. Con gran esfuerzo, por la cantidad de gente que ahora está aglomerada en Uranio, logra llegar al patio trasero del local, donde solo unas cuantas personas se encuentran fumando y conversando amenamente.

Entonces, lo ve y él también lo hace. Jungkook está recostado contra las barandillas que dividen el patio de la zona donde se encuentran las flores del local. Sabe que lo recuerda por la sonrisa que se ha dibujado en su rostro, así que se acerca sin segundos pensamientos. El saludo es algo torpe, ninguno de los dos sabe por qué opción optar: un abrazo o un apretón de manos. Finalmente, terminan decidiéndose por el apretón de manos. Jungkook ha bebido. Taehyung lo sabe por el color de sus mejillas y la voz un poco ronca del chico, pero lo deja pasar.

– Me alegra verte, Taehyung, de nuevo, de otra forma –Jungkook lo mira y Taehyung solo puede pensar en que no ha olvidado su nombre–. Hoy tocaré, espero no decepcionarte.

Le agrada. Tal vez (o probablemente) más que eso–. Me alegra verte de nuevo también – Jungkook sonríe–, y estoy seguro de que lo harás excelente en el escenario.