Cuando llegaron al campo, rápidamente Dylan se dirigió hacia el ancho campo de verde hierba artificial, rodeado con unas bajas vallas blancas, con grietas que dejaban ver el color metal de esas. Harry miró a su pequeño hasta que lo perdió de vista, y al girar la cabeza vio a un hombre, era el entrenador. No era como se esperaba que fuera ese tal Louis que le firmó el papel.
Llevaba unas Vans negras, un pantalón chándal negro con dos rayas blancas en cada costado. Un peto deportivo, verde fosforito que se transparentaba dejando ver una camiseta color azul marino, de manga corta, bastante larga.- Una buena combinación de ropa para hacer deporte.- pensó Harry.
Pero era un hombre calvo y no ''estereotípicamente guapo''. Simplemente Harry estaba impresionado porque no era como se imaginaba a Louis, el hombre que le firmó la confirmación de Dylan en el equipo.- Bueno, supongo que el será Louis... ¿Qué clase de entrenador faltaría en su primer día?- reflexionó. Se acercó a él con una sonrisa amable en la cara, para que ese tal ''Louis'' recibiera bien a el padre del que sería el mejor jugador del equipo.
Mientras Harry caminaba hacia ''Louis'' este se giró con una cara que gritaba por dentro ''odio mi trabajo''.- ¿Dios, y yo tendré que ver a este tío casi cada día? Me arruinará la vida con su cara de amargado, mierda.- dijo en voz baja y entre dientes, sin ocultar su sonrisa.
Se posicionó delante de ''Louis'' y se presentó.- Hola, soy Harry, soy el padre de Dylan- Harry notaba que al entrenador le daba igual lo que le estaba diciendo, pero continuó aún que le fuera a molestar. Después de mostrar ese desprecio ya no quería caerle bien, hacerle la pelota no iba a hacer nada.- Dylan es ese niño rubio que está dando vueltas por el campo. Solo para que sepas quien soy, para que me ubiques.- cerró los ojos mientras intensificaba su sonrisa por un instante.
- Ajá...- ''Louis'' se puso más serio de lo que ya estaba- Pues dile a ese niño rubio que está dando vueltas por el campo que deje de hacer el tonto y se prepare de una vez, esto no es una extraescolar normal para niñitas, aquí se entrenan futuros futbolistas para Doncaster Roovers.-
Aún que a Harry le costó no quitar la sonrisa y darle una hostia al entrenador por su comentario machista y por faltarle al respeto a su hijo, aguantó para irritarle con su actitud angelical.- Oh si, ahora le digo que se prepare, pero primero... ¿Tu eres Louis? ¿No?
- No, Louis hoy no ha podido venir, está en... - El hombre dijo algo más que Harry no logró escuchar porque ahora se estaba preguntando quien era Louis. Pero no se lo preguntó al viejo calvo desagradable. No quería dirigirle ni una palabra más.
- ¡Dylan, ve a guardar tus cosas! ¡Animo campeón!- Le gritó Harry a su hijo con una sonrisa.
- ¡Si, si, ya iba a ir!- Se quejó Dylan.
Harry se volvió a concentrar en el hombre, la verdad no tenía ganas de discutir, pero como siempre, Harry se despidió. No recibió nada por su parte, pero Harry no iba a perder la decencia por personas así.
Harry se perdió por las grandes instalaciones, después de la batalla con ese hombre, que no sabía bien si la tenía ganada. Acabo en diferentes vestuarios sin éxito alguno.
Después de varias vueltas, que ya se estaban haciendo repetitivas Harry logró toparse con su pequeño, que salía de un vestuario.
-Campeón, no te encontraba...- sonrió dulcemente.
-Papá, tengo que salir al campo, empiezo ya.- Remugó Dylan.
Harry se burló discretamente.- Si que te lo tomas enserio esto campeón...