Capítulo 16

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—Kacchan —Le llamo, el pecoso de cabello verde.

—¿Que sucede? —Su mirada le recorrió de arriba a bajo, haciendo que un escalofrío recorrerá su espina dorsal.

—De-debemos hacer el trabajo juntos —Hablo nervioso.

—De acuerdo, luego del almuerzo.

Sin decir más se retiro del salón, el pecoso se quedó parado quieto en su sitio, analizando lo que acaba de pasar, Katsuki Bakugo había aceptado hacer un trabajo con él, sin gritar, protestar o insultar, simplemente acepto; jamás hubiera esperado aquella respuesta, pero dejo pasar la situación pensando que el psicólogo le estaba ayudando a mejorar.

Por otra parte el mejor amigo del rubio ceniza, Kirishima Eijiro, estaba absorto en sus pensamientos, no podía pensar con claridad después de que supiera que a su mejor amigo, le suministraba pastillas sin que se dieran cuenta; se debatía mentalmente entre sí decirle o dejar que siguieran apagando su personalidad, sin duda debía tomar una decisión rápido, de lo contrario la culpa lo consumirá.

[...]

Estábamos juntos, sentados en la mesa de la misma cafetería donde nos conocimos; tu sonrisa estaba radiante, podía ver la emoción que desprendía tus ojos.

—¿Que pasa? —Me preguntaste riendo— ¿Por qué me ves tanto?

—Es que eres muy hermosa —Me anime a decirte con una sonrisa.

Tus mejillas se tornaron rojas, mientras pude ver como la pupila de tus ojos se dilataban, te había gustado el comentario y eso me hacía feliz, me atreví a tomar tu mano por encima de la mesa; dándote leves caricias en ella con mi dedo pulgar.

—Oye, ¿Y te podrás la vacuna del virus ese? —Dije divertido.

—No lo sé, quizás.

—Sabes, estoy pensando en ir al cine la semana que viene y ver tú película —Apreté tu mano por reflejo— Aparentemente te iras de vacaciones con tu familia, necesito ver eso —comente burlón— ya me imagino tu cabello como una escoba.

—¡Katsuki! —Me Gritaste sonrojada, tanto un golpesito en mi frente, causando mi risa.

—Ja, igual que verte babear la almohada —Me volviste a dar un golpe pero esta vez en mi mano, mientras yo solo me reía.

—¡No seas así!

Pasamos el resto de la tarde conversando, pedimos galletas de limón y dos cafés con leche, no podía dejar de mirarte, eras simplemente bella, no me arrepentía para anda de haber visto ese anime, te adoraba con todo mi corazón, me habías hecho sonreír cuando los demás nos, sentí ese amor que nadie me dio, secas te mis lágrimas cuando estaba mal y siempre me hiciste feliz a pesar de no existir. Cuando terminamos de comer tomaste mi mano y nos llevaste a un parque.

—¿Que hacemos aquí? —Te pregunte sentandome a tu lado.

—Quiero que veas lo que pase en tus sueños —Te mire divertido— Espera solo un segundo.

Repentinamente el atardecer comenzó, el cielo se tiñó de violetas, rodados, rojos, naranja y azules de muchos todos, dando una hermosa vista que estoy seguro que disfrutaría; el sol se reflejo en el estanque enfrente de nosotros y vi a lo que te referías.

Un arcoíris de colores vibrantes apareció por encima del sol, dejando a la vista un hermoso paisaje, podría ver como el sol se ocultaba poco a poco, haciendo desaparecer el arcoíris. Te mire de reojo y estabas sonriendo como nunca antes, mi corazón se encogió al verte tan feliz, un recuerdo que atesorare.

—Mira las estrellas Katsuki, ¿No son hermosas? —Me preguntaste mirándome, me gire hacia ti.

—No más que tú.

Coloque mi mano en mejilla, acariciando tu mejilla con suavidad, grabando en mi memoria cada una de tus expresiones, lentamente acerque mi rostro con el tuyo, pude ver una pequeña sonrisa en tus labios, al rozar mi nariz con la tuyo no pude evitar sonreír de lo bien que me sentía; el tiempo se detuvo para mi.

Te bese con dulzura, disfrutando del contacto de tus labios con los míos, disfrutando de las mariposas que revoloteaban en mi interior, del silenció que nos daba la noche y la tenue luz que nos brindaban las estrellas; Sonríe al sentir tus manos apretando mi cabeza, aferrándote a ella como si temieras que me fuera. Al separarnos mantuve mi frente unida contigo, sin quitar nuestras sonrisas.

—Te amo Bakugo Katsuki —Me dijiste, entrelazando nuestras manos.

—Yo tan bien te amo (T/N).

Nos quedamos en esa posición, disfrutando de tus presencias, hasta que tuve que regresar a la realidad.

[...]

Despierto gracias a que alguien estaba moviendo su hombro con insistencia, soltó un gruñido molesto, tallando sus ojos dando un bostezo cansado, antes de mirar a la persona que había interrumpido su sueño; quiso gritar un montón de barbaridades al ver un cabello verde y unas pecas que conocía muy bien, pero solo se contuvo.

—¿Que pasa Midoriya? —Preguntó calmado.

—Perdona que te despertara Kacchan, pero ya acabo el almuerzo debemos hacer el proyecto.

—Esta bien, dejame buscar a Eijiro primero, te veo en la sala común.

Sin esperar respuesta del pecoso, tomó sus cosas en busca de su amigo, maldiciendo internamente al chico de cabello verde, el cual se quedó parado en silenció aún sin creer lo que acababa de pasar, era extraño sin duda y algo fuera de lo común, definitivamente estaba acostumbrado a recibir gritos he insultos por parte del rubio y ahora que lo trataba de esa manera, no podía creerlo.

Por otra parte, el rubio ceniza había encontrado a su amigo pelirrojo en la azotea, con una mirada perdida en el horizonte, pero de vez en cuando arrugaba su entrecejo o daba muecas de desaprobación como si hubiera algo que le molestara.

—Eijiro —Llamo, sacando al pelirrojo de su trance.

—¿Que pasa Bakugo? —Vaya que se le hacía extraña aquella situación.

—Este fin de semana iré a casa de mi madre y ella quería invitarte a cenar, ¿Quieres venir? —Preguntó tranquilo, sosteniendo su mochila.

El pelirrojo se quedó en silenció, no le gustaba esa actitud, no le gustaba que su mejor amigo fuera calmado, no le gustaba la idea de que perdiera su formar de ser, no le gustaba que no estuviera gritando, no le gustaba para nada esta versión de Bakugo, ese no era Bakugo Katsuki, ese era un chico al cual le metían pastillas para mantenerle calando y eso no lo iba a seguir permitiendo, se negaba a perder a su amigo, por el caprichosos de otras personas, iba hacer lo correcto.

—Bakugo, este no eres tu... —Susurro— Te están dando sedantes, antidepresivos y somníferos en la comida, para que dejes de ser agresivo —Dijo directo y sin mentiras a su amigo.

La dueña de mi sonrisa (Bakugou X lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora