La única parte

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Se quitó la gorra para quitarse las gotas de sudor de la frente lo más rápido que podía, el cazar a esos dos fantasmas lo había dejado exhausto, volvió a ponerse su sombrero y se encaminó para seguir adelante, su hermano y la princesa no se salvarían solos. Atrapados los dos por el Rey Boo y la dueña del macabro hotel donde habían hecho su estancia, fue cuando reconoció el sonido espectral conocido de su mascota, su patrón de ladridos y movimientos fue lo suficiente para que Luigi supiera que su compañero lo estaba llamando para que subiera.

Estaba a punto de dirigirse a las escaleras, cuando un fuerte aroma a tabaco y enfriamiento repentino en la espalda lo hizo detenerse, esas eran claras señales de que un fantasma estaba cerca. El aroma a cigarros fue lo que lo confundió (Luigi no era un fumador, nunca tocó un cigarro en su vida) "Los fantasmas no fuman, el profesor mismo me dijo que ellos no tenían los pulmones para fumar" Pensó el plomero mientras un humo rebozando de esa esencia se levantaba del piso, obligándolo a toser. El humo salía de la puerta principal (la misma puerta que estaba bloqueada con varios tablones).

Un incendio hubiera sido la respuesta más lógica, de no ser que un fantasma fue el que atravesó la puerta (tal vez él era el causante del humo, tal vez no). Era el alma de aún un joven rondando por los veinte y tal vez apunto de alcanzar sus treinta, tenía un aspecto algo callejero, una cabellera medianamente desaliñada, una camisa que era lo único inmaculado de su vestimenta que usaba con un abrigo un poco más grande que su talla por encima, todo ese atuendo complementado con una gorra que cubría sus ojos. Su cuerpo tenía un color blanco con excepción a unos contornos verde claro.

El fontanero tenía emociones mezcladas, principalmente confusión con miedo. Primero ¿Un fantasma blanco? Eso era solo de las películas, aquí no había niñas preadolescentes y chistes de caricatura ¿Que hacía fumando? Era imposible para un fantasma fumar, o el humo salía de su cuerpo, o simplemente no podía inhalarlo. Segundo, esas razones eran las suficientes para saber que no era un tipo común de fantasma, pudiendo significar que esta especie sea inofensiva o muy peligrosa. Sin importar su calificación de mortandad, Luigi alistó su aspiradora y se preparó para atacar al espectro ante cualquier menor amenaza.

El espíritu no parecía estar muy interesado en una pelea (ni siquiera había notado al plomero) examinó el lugar y fue cuando al fin se percató de la existencia de Luigi y se inclinó para estár al mismo nivel de altura que él.

-¿Es este el McDonalds fantasmal?- Preguntó con una voz ligeramente distorsionada pero de un tono suave (algo inusual considerando que era un fumador).

Luigi solo se quedó paralizado, hundiendo las ganas de gritar muy en fondo de su estómago, hasta que instintivamente dirigió el foco de la linterna hasta su cara y lo alumbró esperando el mismo ciclo de captura de siempre, solo recibió un pequeño sobresalto de parte del ente (probablemente haya sido la gorra) e ignorando lo inefectivo que fue el primer paso, comenzó a aspirarlo, lo cual fue igual de inutil, parecía que en lugar de aspirarlo, estaba aspirando el humo de cigarros.

-¿Acaso te estoy molestando?- Cuestionó Garcello (así se llamaba el fantasma) al ver a Luigi sin palabras y temblando ligeramente por la sorpresa de la inefectividad de su método.

-Ah...a-ah...- Incluso si tratara de soltar un alarido, sus cuerdas vocales estaban tan tiesas como una estatua.

-Te estoy preguntando si es este el McDonalds fantasma- habló el fumador, ya empezando a impacientarse.

Entonces del suelo emergió el chico de recepción con el que el fontanero se había topado antes, excepto que ahora podría ser llamado El fantasma de recepción. Ya que no tenía su disfraz para pasar de encubierto (Gracias a dios, la máscara que usaba era muy mediocre) se podía ver su piel espectral de color azul, con un uniforme estereotípico de botones de hotel, que le llegaba hasta la mitad del cuerpo, sus cuencas vacías y el brillo que emitía su boca eran de una luz blanca como la leche.

-Disculpe señor- verbalizó dejando de lado a Luigi- El McDonalds fantasma está en la otra esquina, esto es un hotel- Se lo veía parcialmente nervioso (el hecho de que no esperaba visitas era un elemento clave) pero a la vez dedicado a ayudar al confundido espectro.

-Oh, vaya...- Musitó Garcello, viendo el error que había cometido -Mis disculpas señor, ya me iré fuera de su caso-

Dicho y hecho, dió la media vuelta y flotó hacia la puerta, listo para al fin irse y pedir su almuerzo, no sin antes voltear hacia el botones y agitar la mano en tono de despedida, algo que devolvió débilmente. Después de que al fin atravesara la puerta el de recepción lanzó un suspiro sumergiéndose otra vez en el piso para desaparecer. Luigi simplemente se quedó mirando la escena atónito, los fantasmas eran raros, y ese señor lo era mucho más.

Garcello mod LM3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora