La razón

140 14 1
                                    

"El señor Hulderic Potter padeció de un bajón en la glucosa y en la energía en su forma de maná o magia. Es decir: necesita comer más y usar lo menos posible su magia. Sobre esto último, estimo que se debe a una sobre-exigencia en el uso de la misma..." enumeró la enfermera los motivos del estado del susodicho.

Severus, después de ordenar a los prefectos llevar a los alumnos a la cama y vigilar que todos se retiraran e ir contabilizándolos, observando sus rostros, se aseguró que no faltaba ninguno. Había visto a los restantes antes. Supuso que salieron del comedor y estaban llevando a su amigo desmayado. Contra toda su voluntad, se abstuvo de sacar conclusiones apresuradas. Los siguió en el último tramo a la enfermería. ¿Qué hacían Ronald Weasley y Hermione Granger en el grupo? 

Lo primero que hizo fue ordenarles ir a la cama. Ronald Weasley obedeció de inmediato; chico listo, pensó, cuando quería. Hermione Granger pareció atinar a desobedecer pero una mirada suya bastó para que asintiera y se fuera. Para sus dos serpientes, sin embargo, no. 

Suspiró.

"¿Saben que si se quedan deberé exigir explicaciones?", esperaba que fueran más astutos que eso, eran Slytherin.

"Problemas familiares, señor. Discusiones de hermanos. Draco está en calidad de amigo", respondió rápido Harry. Severus alzó una ceja pero no puso trabas.

"De acuerdo. ¿Y debería dejarlos quedarse porque...?", preguntó nuevamente.

"Por la misma razón, señor", añadió Draco. El profesor tuvo que aguantarse la risa. 

Entonces, apareció Madam Pompfrey. No tuvieron que decir nada. Vio al mellizo que estaba sobre la cama rápido.

Hizo unos hechizos, anotó unas cosas... y les dio el veredicto. Luego, añadió: "Severus... Recomiendo que tengas un ojo sobre él. O usted, Harry. O incluso Draco..."; asintieron. Ella siguió. "Tengo mis sospechas... no es del todo nuevo... Sé que es difícil para vos, Severus, pero, nuevamente, me suena a algo de problemas familiares... De convivencia", agregó rápidamente, viendo a Harry, que asintió, en señal de indiferencia. No había convivido con su hermano nunca, aun ahora no compartían mucho. 

Por supuesto, los delatabansus ojos, más brillosos que los de Draco, ambos pares por las lágrimas, más su ceño fruncido levemente, y el puchero, y los labios siendo mordidos... Eran signos leves, así que había que observar bien, pero, slytherins, máscaras y todo, o no, eran niños todavía. Incluso aquel acostado lo era.

"Por ahora, dormirá de quince a veinte horas, por lo que no despertará antes de las ocho de la tarde-noche. Vayan a dormir, muchachos. Incluso cuando despierte, no les permitiré estar mucho rato. Debe descansar. Para el domingo al mediodía lo libero", sin más excusas, Draco y Harry se fueron en silencio. 

De hecho, no hablaron en todo el trayecto. "¿Cómo estás, Harry?", había intentado el rubio, pero el otro solo asintió y lo miró con una expresión de disculpas, pero el Malfoy le negó de regreso. Sabía que era difícil. Para él, un poco, lo era, también.

Cuando se aseguraron que se habían ido, los adultos hablaron un poco más.

"Poppy...", murmuró Severus. 

"Es evidente que hizo magia que no era para alguien de su edad, Severus. Además, es doncel. Y se ve que nadie le dijo que, además de usar toallas higiénicas, la pérdida de sangre implica la necesidad de consumir más carne de la usual. O por lo menos una cantidad normal..." dejó la frase en el aire.

"¿Alguna teoría?", consultó preocupado Severus.

"De hecho, no. Tengo pruebas para confirmar certezas: se le han impartido lecciones prácticas de magia desde hace un par de años antes de Hogwarts. Con su nivel de magia y debilidad, debió hacer un hechizo avanzado para quedar tan agotado. Ni se me ocurre ningún indicio de magia accidental que pueda llegar a tal punto. Segunda parte: muchas cuestiones cuya explicación incluye muchos tecnicismos médicos, derivan en la conclusión que la ingesta irregular de comida no fue de hoy. Debe hacer unos pares de meses. Severus, lo primero es abuso, y lo último, negligencia. Sin mencionar los cortes en sus muslos" bajó un poco sus pantalones en los laterales. "Es requerido consultar a un medimago y psicólogo".

"¿Ambos en uno?"

"Sí... El tema es que no confiaría ni siquiera en sus padres para contar, Severus... Si tienen algo que ver... Y casi seguro que tienen algo que ver. Después de que se pelearon con Albus, debieron cambiar de ubicación y nadie más supo nunca de ellos. Paralelamente, considerando las cosas que me cuenta Minerva (observaciones en los momentos que se lo cruza casualmente), en calidad de amistad, son evidentes los problemas de sociabilización que tiene, tanto en las clases de ella como de manera general según hasta donde pudo mirar, tal vez algún grado de fobia social o a las masas o a los espacios abiertos o muy grandes. Siendo que sus padres deben haber sido lo único con lo que ha contado... Tienen que estar implicados". Severus se quedó sin palabras ante la explicación de la mujer.

Ella agregó después de unos cuantos segundos: "Y no se te ocurra pensar en nada de jugar bien las cartas o lo que sea. Háblalo con Albus, o dile a Lupin; lo habían asignado como su padrino, si mal no recuerdo..."

"Tienes razón. Es una buena idea. Son buenas ideas, me corrijo. Optaré por ambas, creo. La segunda seguida de la primera".

"Me alegro, querido. Salúdame a tu madre, un día de estos. Sé que está todavía en su gira por el mundo. Y a tu hombre, por favor" rió. 

Él solo asintió, sonrió y se retiró; tenía muchas cosas en la cabeza.

Reencarnaciones y mellizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora