Capítulo 15.

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Maratón 3/3.

Selene.

-¿Estás ebrio?

-Por supuesto que no.-Dijo a centímetros de mi rostro, apretando mis mejillas. Sonrojándome en el acto. Nunca habíamos estado tan cerca. Era mi primera vez estando a unos centímetros de distancia del otro. No debía desear que me besara, era mi mejor amigo. Solo eso.

-Demonios, porque eres tan bonita.- Beso la punta de mi nariz, acelerando los latidos de mi corazón.

-Estás muy ebrio, mira las cosas que dices.- murmure nerviosa.- Vamos a tomar una ducha.- Movió de arriba a abajo las cejas, sonriendo pícaramente.

-¿Quieres aprovecharte de mí porque estoy ebrio eh?- Abrí mis ojos y negué intentando explicarle a lo que me refería.

Pegue un chillido de sorpresa cuando su brazo me atrajo repentinamente, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera encima de él, en su cama.

Reduciendo aún más cualquier distancia, sentí nuestros labios rozar por una mínima fracción de segundos; sintiendo una corriente recorrer todo mi cuerpo, atrayendo mi atención a sus canosos labios color carmesí.

Mi cabello cayó como cortina a los lados de su cara, y mis brazos estaban en su pecho.

-No me molestaría que lo hicieras.- Concluyó. Sonriendo con sus ojos entrecerrados por su estado de ebriedad.

********

Un fuerte olor llegó a mi nariz, borrando cualquier rastro de pereza que aun tuviese en mi cuerpo.

Molesta lo ignoré, y quise retomar la escena de mi sueño por donde quedo.

Sollozos comenzaron a escucharse, confundiéndome. Abrí pesadamente mis ojos, topándome con el techo de mi habitación.

Estire mi adormilado cuerpo, frunciendo el ceño al notar que no cesaban, aumentaban. Atónita la miré, esperando una respuesta que sus sollozos no le dejaban contar.

Cuando te acostumbras al carácter atrevido y simpático de una persona, aun siendo consciente que tal vez no todo esté bien internamente... Entonces es en donde comienzas a sentirte extraña en situaciones como estas.

Desde la Infancia, siempre fue alegre, si caía; reía. Convertía las tragedias o las vergüenzas en instantes insignificantes que eran contagiosos, y te sacaban una sonrisa.

Toque su hombro, haciéndola dar un ligero brinco. Sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas, los rayos de luna llena que se colaban por la ventana te hacían notarlo.

Su abatida mirada, al mantenerse fija en la mía, se relajó, mostrando un alivio efímero.

Me senté a su lado, mientras seguía llorando. Acaricie su cabello, dejándola soltar todo. Siendo su hombro de apoyo como ella siempre fue conmigo.

-Estoy harta de fingir que no lo extraño, Selene...-Recostó su cabeza sobre mi hombro.

-I-intenté protegerlo con mi vida, pero creo que no fui lo suficientemente resistente...-Su desgarrada voz hizo que bajara la mirada, ya que era algo a lo que estaba ajeno de Bi, que se notaba le dolía.

-Hay madrugadas en donde siento que no hice lo suficiente, de ser así estuviese aquí con nosotras.- Su voz era entrecortada y en su rota mirada cristalina veías sentimientos encontrados que la entristecían.

- M-me quitó a mi vida entera. Mi rayito de luz.-Su labio tembló, apretó sus puños y como si supiera que se aproximaba un detonante, la abrace mientras se aferró a mi abrazo; porque sin decírmelo sabía que mi amiga lo necesitaba.

Bianca se estaba derrumbando, y yo, solo podía sentir mi corazón doler con semejante confesión. Lágrimas deslizaron por mis mejillas, al entender un poco de lo que era su gran dolor.

-Y-yo lo e-esperaba ¿sabes?, anhelaba cargarlo en mis brazos, ver sus pequeñas manitas y piecitos, ver si tendría mi color de ojos, o los del imbécil de su papá...- Rió amargamente, y se acostó sobre mis piernas.

-Llenarme de ternura cuando dijera su primera palabra, o diera sus primeros pasos. Ansiaba verlo crecer, quería m-mirarlo sonreír. Todas esas cosas que la maternidad trae consigo.- Una sonrisa melancolía ocupaba su rostro, limpie la lágrima que se escapó, sus ojos cerrados me aseguraban que imaginaba ese escenario.

-Pero la vida suele ser una porquería. Ella te da, y te arrebata. Ni siquiera vi mi panza crecer como un óvalo.-Con mis dedos peinaba su oscura melena, escuchando atenta todo lo que tenía que soltar, el dolor de Bi era incomparable.

Era el claro dolor de una madre que no tuvo la oportunidad de serlo, era la pérdida de 4 meses y medio quien ocupaba siempre sus pensamientos con amor y dolor.

La abracé cuando más lo necesito, sostuve su mano cuando me confesó cómo se sintió el enterarse, estuve cuando lloro hasta dormir.

Eran las 7 am, con sus ojos hinchados y sus mejillas rojizas, me propuso ir a verlo. Me comentó que debía cumplirle una promesa, por eso lavo su rostro y peino un poco el frizz de su cabello. Y con prisa me sacó de casa.

Pasamos por una floristería y juguetería. La acompañé en todo momento, elegí las flores que como regalo le llevaría al pequeño Iván, ese sería su nombre.

Saludo al portero del cementerio con una media sonrisa, la cual devolvió. Caminamos entre las tumbas y el frío de la mañana, en silencio.

Seguía su paso, mirando mis zapatillas. Tenía aquel nudo en la garganta recordando todos los acontecimientos repentinos de aquella madrugada reveladora.

Se detuvo en una en específico con su nombre, tenía flores marchitas encima, que ella tomó y botó cerca de un contenedor de basura. Limpio rápidamente su tumba con cariño, sin dejar que la ayudara.

Sus ojos reflejaban su tristeza sin darse cuenta de ello.

Se sentó en el suelo, quitó sus gafas de sol y peino aquellos mechones rebeldes que salían de su coleta, Me miro y palmeo su lado libre. Esperando por mí.

Sorbió su nariz, mirando las letras escritas sobre su lápida.

-M-mami siempre piensa en ti, s-sé que estás en un lugar mejor, espero que seas feliz ahí... Tuve que quitar la decoración de tu habitación, donde las pocas cosas que te fui comprando a niños que espero hicieran feliz; porque sin saberlo yo les di una parte de ti.- Dejo las flores sobre su tumba, con un juguete de Iron Man pequeño. Cabizbaja sorbió su nariz. Para este punto ya estábamos llorando juntas, tomadas de mano.

-Tu tía sel está aquí, te prometí que pronto te visitaría y sabría de ti. ¿Si ves?, cumplí mi promesa pequeño renacuajo.-Limpio sus lágrimas, intentando contenerse.- oh, traje un muñeco que compre de camino, no pude tener la oportunidad de saber cuál sería tu favorito... Solo tome el que me hizo pensar en ti, en como seria verte jugar con él, me saco una sonrisa cuando imagine cómo sería tu expresión al dártelo si tuvieses vida. Te amo mucho, espero cuides de mí, desde donde quiera que estés. Fuiste una gran bendición para mami, por favor cuídate mejor de lo que yo pude hacerlo.- Beso su mano y fugaz la dejo sobre la lápida, hice lo mismo. Prometiéndole antes de marcharnos, cuidar de Bianca, asegurándole que tendría una gran mama.

Un secreto menos fue confiado, eso no quita que el más confidencial seguía sin ser revelado; las mentiras traen consecuencias, tiktok; al pendiente de tus movimientos esta, el causante de tus pesadillas bajo la sombra de un árbol vigila; ¿Quién es?.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora